Luis Montoya, brigada de la Campaña Antártica: “No es una misión militar al uso: es ciencia, frío y actitud”
Entrevistamos al Brigada del Ejército de Tierra, experto navegación y guía de montaña, quien nos cuenta cómo se prepara el viaje al Continente Blanco.
El Brigada Luis Montoya Martín sabe la suerte que tiene. Trabaja a diario en el Regimiento de Infantería nº 63 de Barcelona, Batallón de Infantería Motorizado Cataluña. Ha estado en misiones en Líbano, Afganistán, los Balcanes, pero la Antártida es un reto, es el sueño. Un destino único: “Esto es como el gordo de la lotería”, nos cuenta a Diario AS con la maleta lista en la puerta desde hace días y más ganas que nervios para una experiencia única. Su vuelo ya ha llegado a Argentina.
La campaña antártica española es una misión que se vive una vez al año y para muy pocos. “Es un lugar tan extraño que no tiene nada que ver con otras misiones. Aquí no hay armas, todo es presencia científica. Quiero pegarme a ellos, a los científicos, aprender”, confiesa Montoya.
Cuando recibió la noticia de que iba a formar parte de la misión, el primer pensamiento fue la familia: “He estado en misiones duras, pero la Antártida es como un premio. Vamos a trabajar mucho, pero también a vivir algo excepcional”.
Preparación extrema: “El peor enemigo es la confianza”
La preparación ha sido larga y exigente: entrenamientos en la Val d’Aran, marchas sobre glaciares, viento, calor, frío. “Lo aprendieron todo rápido. Mantener la actitud es lo más complicado. Allí la parte mental es la más peligrosa, nunca te la cuentan, pero es clave”.
Montoya lo resume en una frase: “Días malos los podemos tener todos, pero con buena actitud se superan”, y es que saber escuchar las señales que da el cuerpo, las que no se cuentan, será fundamental para que todo salga perfecto.
Sobre los compañeros con los que va: “Es gente normal, comprensible, amable, con ganas. Todos asumimos que nos han escogido para algo único”, y eso une, más que cualquier trabajo.
Frío, viento y supervivencia: “El viento es lo que más temo”
El brigada es experto en montaña y navegación, pero la Antártida impone respeto: “El frío no me preocupa tanto: 0, -5 grados… pero con viento la sensación térmica baja a -25 ó -30. El ‘wind chill’ es brutal”.
La unidad ha entrenado hipotermia y supervivencia con trajes secos Viking: “Es como una lona fuerte, te da flotabilidad y margen de supervivencia. Allí los tiempos de evacuación son de 4 o 5 días, lo primero es no hacerse daño”, y estar seguros; saber que han entrenado casi todos los escenarios posibles, da tranquilidad.
Un escenario exótico: volcanes, glaciares y pingüinos
“No se me ocurre un sitio más exótico: un volcán activo, glaciares, mar y montaña unidos”. La fauna es otro atractivo: pingüinos barbijo, macaroni, papúa, lobos marinos, focas de Weddell y leopardo, elefantes marinos, petreles y escúas. “Si las condiciones son buenas, disfruto tanto del mar como de la montaña, aunque la navegación tiene algo más de atractivo”, nos cuenta.
Familia y equipo: “La predisposición es clave”
Montoya contó todo a sus hijos, de 18 y 15 años: “Es lo mejor. Mi mujer se vendría seguro, estuvo en tropas de montaña”, una petición que le han hecho amigos también, ‘haznos un hueco en tu maleta’.
Noticias relacionadas
En cuanto al consejo que les dará a los futuros voluntarios de la Campaña Antártica: “Que no se lo piensen”. Si las cosas en casa van bien, que hagan la formación. Es algo único, excepcional”, nos detalla, siendo consciente de que cuenta con todo el apoyo de los compañeros que han estado antes, de los consejos que le han dado y la predisposición a ayudar en la distancia siempre que lo necesiten. Porque quien ha ido a la Antártida una vez, es como si viajara cuando lo hacen el resto de sus compañeros.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí