Los científicos llegan a la Antártida y quedan sorprendidos por la escena: “¿Está nevando plástico?"
Tras más de un año de investigación, se han encontrado rastros de plástico en muestras del centro de la Antártida. “La única forma en que pueden llegar allí es mediante el sistema eólico”.
La ciencia nos va enseñando el camino, y las pruebas lo confirman. Hay microplásticos en la Antártida, tal y como ha confirmado la investigación de Alan Chambers tras más de un año recogiendo muestras que están siendo analizadas para elaborar un informe con todos los datos más documentados.
Durante el trayecto de 1.145 kilómetros durante dos meses esquiando desde la costa antártica hasta el Polo Sur geográfico, llenaron latas con nieve, que finalmente fueron analizadas por un científico en Chile. Aunque la investigación con esas muestras continúa, los resultados iniciales han generado cierta inquietud.
Los investigadores encontraron algunos rastros de plástico en muestras recogidas directamente en el centro de la Antártida. “La única forma en que pueden llegar allí es mediante el sistema eólico”, declaró Chambers a la cadena americana CNN. “¿Está nevando plástico en la Antártida?”
La Mision Spiritus: el efecto del plástico
El explorador Chambers dirige la Misión Spiritus, una iniciativa que busca evaluar, analizar, y estudiar en detalle la propagación global de microplásticos y nanoplásticos. Su objetivo es recolectar muestras de lugares remotos en todos los continentes para conocer el impacto futuro.
“Misión Spiritus tiene como objetivo brindar conocimientos basados en evidencia que permitan soluciones impactantes, impulsando un cambio transformador significativo en una de las crisis ambientales más urgentes de la humanidad”, dice la organización en su sitio web.
Por qué son importantes los microplásticos
Los microplásticos son diminutos fragmentos de plástico, a veces imperceptibles, que no superan los 5 milímetros. Estos diminutos trocitos pueden fabricarse para diversos usos, como perlas y microfibras, o pueden desprenderse de fragmentos de plástico más grandes. Los microplásticos están ya en todas partes. Además de en la Antártida, se encuentran comúnmente en nuestros océanos, agua potable, suelo y el aire que respiramos; y, por supuesto, en los alimentos que consumimos.
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