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Las zonas de España en las que hay más posibilidad de encontrar tiburones

Los tiburones rara vez suponen un peligro real para el ser humano, sin embargo, existen zonas costeras en España que en los últimos años han registrado un notable incremento de avistamientos.

Jeff Rotman
Actualizado a

Desde que Steven Spielberg aterrorizó desde la gran pantalla con la letalidad de los tiburones, sus apariciones o avistamientos causan de todo menos indiferencia. Y en España, en los últimos años, se han incrementado. Aunque el riesgo real para el ser humano es extremadamente bajo, la presencia de estos animales ha obligado a algunas autoridades costeras a reforzar medidas de vigilancia y prevención.

Contrario a lo que se podría intuir, no son las aguas frías del norte las que concentran la mayor actividad de tiburones, sino el mar Mediterráneo, que alberga cerca de 45 especies diferentes. Entre ellas, destacan la tintorera (Prionace glauca), la pintarroja (Scyliorhinus canicula) y el cazón (Galeorhinus galeus), todas especies no agresivas que rara vez representan una amenaza para las personas.

El incremento de la temperatura del agua, unido a factores como la sobrepesca o la migración estacional de estas especies, ha provocado un aumento de su presencia en aguas más cercanas a la costa, especialmente en los meses de primavera y verano.

Baleares, el archipiélago con más avistamientos

Según los datos disponibles, el archipiélago balear, en particular Mallorca y Menorca, es actualmente la zona donde se reportan más avistamientos de tiburones cerca de la costa. En varios casos, la presencia de ejemplares de tintorera ha obligado a cerrar temporalmente playas por precaución y a activar los protocolos de seguridad establecidos para estos casos.

Pero, otras áreas del litoral mediterráneo, como la Comunidad Valenciana y la Costa Brava, también han registrado encuentros con tiburones en las últimas décadas. En el Levante valenciano se tiene constancia de tres incidentes con tintoreras que provocaron mordeduras leves a bañistas: en Valencia (1993), Elche (2016) y Oliva (2023). En todos los casos, los expertos coinciden en que se trató de situaciones aisladas provocadas por confusión del animal, no por comportamiento agresivo.

En regiones como Galicia o el mar Cantábrico, la presencia de tiburones también es habitual debido a las características oceanográficas de la zona. Sin embargo, al tratarse de aguas más frías y con menor densidad de bañistas, los encuentros con humanos son menos frecuentes y generan menor repercusión.

El riesgo es bajo, pero la vigilancia está activa

La posibilidad de un ataque de tiburón en España es muy baja. Según el International Shark Attack File (ISAF), desde que existen registros fiables, solo se han documentado tres ataques confirmados en aguas españolas: en Tarifa, en 1986, la mencionada de Valencia, en 1993, y el Golfo de Vizcaya, en 2013. Ninguno de ellos fue mortal.

Y es que los expertos insisten en que los tiburones no buscan atacar al ser humano. En la mayoría de los casos, los encuentros ocurren por accidente o por confusión sensorial del animal. Pero aun así, las autoridades recomiendan seguir las indicaciones de los socorristas y salir del agua con calma si se detecta la presencia de un tiburón.

Más allá del temor que puedan generar, los tiburones desempeñan un papel fundamental en la salud del ecosistema marino. Como depredadores tope, contribuyen a regular las poblaciones de peces, mantener el equilibrio trófico y evitar la sobrepoblación de especies que podrían desequilibrar el entorno.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), más de la mitad de las especies de tiburones y rayas del Mediterráneo están en peligro de extinción, principalmente por la sobrepesca, la captura accidental y la degradación de su hábitat. En un informe elaborado en 2016, la organización advierte que el 53% de estas especies están amenazadas, lo que convierte al Mediterráneo en uno de los mares más peligrosos del mundo para estos animales.

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“Los tiburones son esenciales para mantener el equilibrio del ecosistema marino”, explicaba el biólogo marino Pablo Cermeño del Instituto Español de Oceanografía en una entrevista con El País. “Su desaparición alteraría profundamente la biodiversidad de nuestros mares”.

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