Hallazgo posible en la lucha contra el alzhéimer

El alzhéimer es una de las enfermedades más duras a las que se pueden enfrentar los familiares de las personas mayores, que ven como su ser querido empieza a olvidar sus nombres y no consigue recordar quienes eran los que están a su lado. Un trastorno cerebral que, poco a poco, destruye su memoria y su capacidad de pensar.

Durante las últimas décadas se ha tratado de dar con fármacos y tratamientos que intenten frenar esta enfermedad, aunque por el momento los intentos han sido en vano. Pero la ciencia no deja de intentarlo y, ahora, un nuevo fármaco contra la esquizofrenia podría usarse para combatir el alzhéimer. No sería, no obstante, el primer intento de este tipo de fármacos para frenar los avances de esta enfermedad cognitiva.

En septiembre de 2011, un fármaco contra la esquizofrenia obtuvo la aprobación regulatoria de Estados Unidos para su uso. Desde entonces, son varios los que se encuentran en diferentes fases de desarrollo para su empleo contra el alzhéimer. Ahora, un nuevo fármaco aborda la enfermedad de forma diferente: en lugar de atenuar la actividad de la dopamina, este nuevo fármaco (KarXT) va dirigido a los receptores muscarínicos, según explica la revista Nature.

“No creo haber visto nunca en mi carrera tanto revuelo y entusiasmo por un nuevo enfoque en psiquiatría”, comenta Jeffrey Conn, farmacólogo de la Universidad de Valderbilt. Y es que, tras conseguir la aprobación por parte de las autoridades estadounidenses, el interés por este tipo de fármacos se ha reactivado.

Cambio en el enfoque

KarXT cuenta con la xanomelina, desarrollada en la década de los 90, como uno de sus principales componentes activos. Su uso demostró que podía reducir los síntomas psicóticos en personas con alzhéimer. No obstante, en un ensayo clínico, algunos de los participantes dejaron de tomarlo debido a la presencia de efectos secundarios como vómitos o náuseas. Así, el fármaco fue ‘archivado’.

Años más tarde (2009), la compañía Karuna Therapeutics combinó este principio activo con el trospio, encargado de bloquear los receptores muscarínicos y que es incapaz de llegar al cerebro. Con ello, se evitan efectos secundarios no deseados. En los ensayos clínicos de este fármaco, las personas experimentaron beneficios cognitivos y antipsicóticos, con efectos secundarios más leves.

Concretamente, la xanomelina actúa sobre dos de los cinco receptores muscarínicos: M1 (vinculado con la cognición) y M4 (asociado a los efectos antipsicóticos). Actualmente, muchos de los fármacos contra la esquizofrenia que están siendo investigados se dirigen a solo uno de los receptores, en una estrategia que, para los expertos, puede resultar en más beneficios y menos efectos secundarios, explica Andrew Tobin, neurocientífico de la Universidad de Glasgow.

Debido al papel que tienen los receptores M1 en la cognición, es hacia ellos donde se dirigen muchos de los actuales fármacos que se están probando para reducir el deterioro cognitivo en aquellos pacientes que padecen alzhéimer. Según Tobin, hay esperanzas en que estos medicamentos muscarínicos ralenticen su progresión.

Ahora, pese a la gran expectación levantada por este fármaco KarXT, falta ver cómo se comportaría en el mundo real, puesto que durante los ensayos los participantes se encontraban en el hospital, sin influencias medioambientales que pudieran afectar al tratamiento.

Durante el mes pasado, Bristol Myers Squibb (BMS) publicó los datos de dos recientes estudios. En ellos, tras un año de seguimiento del tratamiento con KarXT en personas con esquizofrenia, los pacientes experimentaron una mejora. Sin embargo, entre el 11 y el 18% de los participantes dejó de tomarlo debido a los efectos secundarios.

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