El CSIC explica por qué es tan importante el musgo
Esta planta no vascular cubre 9,4 millones de kilómetros cuadrados en los lugares estudiados, una superficie similar en tamaño a la de Canadá o China.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha publicado un estudio en la revista ‘Nature Geoscience’ en el que explica que los musgos del suelo proporcionan una serie de beneficios al ecosistema, como un mayor ciclado de nutrientes, descomposición de materia orgánica y control de patógenos vegetales.
De acuerdo con el estudio, los suelos cubiertos de musgos pueden almacenar alrededor de 6.430 millones de toneladas más de carbono que el suelo desnudo, y pueden influir en la temperatura y la humedad del suelo. Este tipo de planta no vascular (sin tallo, hoja y raíz) se encuentra distribuida por todo el planeta, desde desiertos hasta en las regiones antárticas. Sin embargo, se conoce poco sobre el papel que juegan en la biodiversidad de los suelos.
“Los musgos del suelo suelen pasar desapercibidos a nuestros ojos. Este estudio constituye la primera prueba a escala mundial de que estas diminutas plantas proporcionan numerosos servicios ecosistémicos que van desde el secuestro de carbono hasta una mayor disponibilidad de nutrientes y descomposición de materia orgánica o la reducción de la presencia de patógenos de plantas”, señala Manuel Delgado, responsable del Laboratorio de Biodiversidad y Funcionamiento Ecosistémico (BioFunLab) del IRNAS-CSIC.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores recogieron muestras en 123 ecosistemas incluyendo diversos climas (tropical, árido y polar), tipos de vegetación (por ejemplo, bosques, tundra, praderas y brezales) y usos del suelo (urbano y natural). Las estimaciones indican que los musgos cubren más de 9,4 millones de kilómetros cuadrados en los lugares estudiados, una superficie similar en tamaño a la de Canadá o China.
Ayuda al secuestro de carbono y al filtrado del agua
Las funciones ecológicas de los musgos, según los autores, están asociadas al microclima del suelo donde viven, por lo que influiría en la temperatura y humedad del suelo, “un recurso natural no renovable” al que hay que proteger, pues proporciona “servicios ecosistémicos fundamentales a la humanidad, tales como el secuestro de carbono o el filtrado del agua”, según Felipe Bastida, investigador del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC).
Los musgos también tienen efectos positivos sobre el bioma de suelos en los que conviven con plantas vasculares y en los ecosistemas con plantas vasculares minoritarias, como en la tundra antártica, donde “son pioneros y dominan la vegetación de grandes extensiones de terreno”, según Asunción de los Ríos, investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).
El estudio pone de relieve la necesidad de conservar este grupo de plantas para mantener la salud de los suelos. “Una reducción del 15% en la cubierta de musgo, como resultado del cambio climático o de la alteración directa del suelo por la acción del ser humano, equivaldría a una pérdida de carbono similar a la cantidad emitida anualmente a la atmósfera por otros cambios en el uso del suelo”, finaliza Delgado.