CIENCIA

Científicos de la Universidad de Múnich señalan cuándo los días podrían tener 25 horas

Tendremos que esperar en torno a 200 millones de años para presenciar esta situación, la cual genera mucha incertidumbre en la humanidad actualmente.

UnSplash

¿Quién no ha soñado con tener una hora más al día alguna vez en su vida? Seguramente todo el mundo. Y es que serían 7 horas ‘extra’ a la semana, unas 28 horas aproximadamente al mes y unas 365 al año. , para hacer más cosas: descansar, viajar, dar un paseo con tu familia...

En la actualidad, está más cerca que nunca de hacerse realidad. Y es que el tiempo que tarda nuestro planeta en completar una vuelta completa sobre su propio eje lleva mucho tiempo aumentando de forma progresiva y seguirá haciéndolo a largo plazo.

Aspectos a tener en cuenta

De ahí que los días dejarán de tener 24 horas para pasar a ser de 25 horas. Ahora bien, no hay que preocuparse ni cambiar los relojes, pues, según un estudio de la Universidad Técnica de Múnich, este cambio sucederá previsiblemente dentro de 200 millones de años.

Para poder medir la velocidad a la que la Tierra rota, los científicos han utilizado un instrumento láser muy preciso. Gracias a ello, han comprobado que, en el ecuador, la rotación es de aproximadamente 15 grados por hora (348,5 Hz.), con fluctuaciones diarias de entre 1 y 3 microhercios.

Factores que influyen en este proceso

Así que, teniendo en cuenta estos cálculos, la rotación de nuestro planeta varía 6 milisegundos cada 15 días. Entre los factores que influyen, cabe destacar, los movimientos internos de los componentes que forman el planeta, los movimientos en el eje o las interacciones gravitacionales.

Es más, la rotación del eje terrestre no es una novedad: en la época de los dinosaurios los días eran de 23 horas. Y mucho antes de los dinosaurios, hace 1.400 millones de años -cuando solo había bacterias-, el día duraba 18 horas y 40 minutos.

Incertidumbre en la humanidad

Eso sí, las fluctuaciones en la rotación de la Tierra no son solo imprescindibles en el ámbito astronómico, sino que son claves para la meteorología. De hecho, pueden ayudar a la predicción del clima y la creación de modelos climáticos precisos, así como a entender por qué ocurren ciertos fenómenos meteorológicos extremos.

Sin duda alguna, los resultados de la investigación generan una gran incertidumbre sobre la continuidad de la humanidad y si, para ese entonces, ya se estará configurando el próximo supercontinente. En los próximos años, con total seguridad, se conocerán más detalles.

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