ENTREVISTA AS | CIENCIA

Antonio Morales, arqueólogo: “El proyecto para reconstruir la pirámide de Micerinos era demasiado artificial”

El arqueólogo, actualmente en pleno proyecto en la ciudad de Luxor (antigua Tebas), atiende a Diarios AS para compartir cómo es un día de trabajo y la última polémica por el plan, ya cancelado, para la reconstrucción de Micerinos.

Middle Kingdom Theban Project

La civilización egipcia supone uno de los grandes misterios de la Edad Antigua. Las tumbas de grandes faraones, los jeroglíficos que inundan los templos y edificios antiguos y las pirámides son, por citar algunos ejemplos, muestras de tiempos pasados del que todavía quedan miles de cosas por conocer. Porque, aunque hayan pasado miles de años, son muchos los equipos de investigación que trabajan allí en busca de nuevos datos.

Uno de ellos es el liderado por el español Antonio Javier Morales, arqueólogo y profesor de Egiptología en el Seminario de Historia Antigua de la Universidad de Alcalá (UAH). Middle Kingdom Theban Project es un proyecto que nació en 2014, con la visita de Morales a las zonas de Deir el-Bahari y Asasif en la ciudad de Luxor (antigua Tebas). Allí, a diario trabajan en los complejos funerarios de Henenu e Ipi, cercanos al lugar en el que se encuentra el imponente templo a la reina-faraón Hatshepsut.

Diario AS charla con Morales para conocer más de cerca el trabajo que día a día hace junto a su equipo y el resto de trabajadores egipcios, la ayuda de las nuevas tecnologías o el proyecto fallido de reconstrucción de la pirámide de Micerinos, anunciado como “el proyecto del siglo”.

Pregunta: ¿En qué proyectos trabaja actualmente en Egipto?

Respuesta: Nosotros estamos trabajando en la ciudad de Luxor (antigua Tebas), en el yacimiento de Deir el-Bahari, famoso por el templo magnífico de la reina Hatshepsut, que llegó a ser Faraón, y en concreto en una zona cercana, estamos interesados en un periodo unos 800 años antes, anterior al periodo de Hatshepsut de la famosa reina. Llevamos allí siete años excavando en cinco tumbas, investigando no solo las tumbas. Tenemos unos 65 investigadores más los 100 obreros que contratamos cada año, y estamos trabajando también en cuestiones del espacio, de las relaciones entre la necrópolis y el asentamiento la ciudad de Tebas, junto con los diversos monumentos y el ajuar funerario, las prácticas que se llevaban a cabo en la zona.

P: ¿Y hasta cuándo más o menos creen que van a estar con este proyecto?

R: Un proyecto arqueológico de esta envergadura... tenemos para los próximos 100 años, porque en realidad nosotros estamos excavando en una zona donde surgen nuevos monumentos. Basta con limpiar el patio de una tumba cuya fachada hemos descubierto y limpiado en los últimos años para que nos surjan otras tumbas en el patio. Hay que tener en cuenta que el yacimiento de Deir el-Bahari y la necrópolis tebana en su totalidad presenta una especie de queso gruyer en la montaña, donde basta que uno levante de un sitio para que se encuentre con los escalones de otra tumba. A veces pequeñas tumbas se encajan en patios más amplios de grandes señores. Con el paso de las dinastías y de los siglos, la gente aprovechaba los espacios monumentales para construir, en ocasiones por falta de recursos, nuevas tumbas más pequeñas, más modestas, pero utilizando la monumentalidad del espacio. Nosotros estamos tanto en la montaña como a la izquierda del templo de Hatshepsut. Si uno mira hacia el templo, todo lo que es la montaña tebana, la zona norte y a la izquierda del templo. Todo eso estamos haciéndolo nosotros ahora.

Templo de Hatshepsut, en el yacimiento de Deir el-BahariRaúl Izquierdo

“Basta con limpiar el patio de una tumba cuya fachada hemos descubierto en los últimos años para que nos surjan otras tumbas en el patio”

Antonio Morales, arqueólogo

P: ¿Cómo es el día a día de un arqueólogo sobre el terreno allí en Egipto?

R: Pues es complicado. Los equipos arqueológicos trabajan normalmente un mes, dos meses, debido a la financiación que tienen y el trabajo es muy intenso. Hay que tener en cuenta que las leyes egipcias no permiten traerse, como ocurre con otros yacimientos por Europa o por Norteamérica, muestras ni objetos, y por lo tanto todos los análisis de laboratorio, químicos... que se tengan que hacer o bien se hacen in situ o hay que esperar un año para llevarlos a la capital, donde hay una agencia elegida por el ministerio que hace los análisis. A eso hay que añadir fotografías, planos, mapas, tomas de muestras para el año siguiente, estudios, medidas, datos, fotogrametría, escaneos. Todo eso implica una tecnología muy particular y un trabajo muy intenso de numerosas horas, todo el día centrado en obtener tantos datos como sean posibles y a la vuelta a analizarlos.

Normalmente se empieza la jornada a las 05:30 y se acaba hacia las 12:00. Si estamos en los meses de verano, hacia las 09:30 10:00 hay que parar porque se llega a 50 grados de temperatura. Sobre todo la parte más alta. Porque uno trabaja en la parte menor, en la parte donde están el templo y demás, puede hacer calor, pero la parte de arriba rodeada de mucha caliza que actúa como la nieve, que refleja la luz y hace que la temperatura sea mucho más alta.

P: Como arquólogo, imagino que Egipto será como para un futbolista el Real Madrid o el Barcelona...

R: Digamos que es un ámbito muy particular porque los restos son muy llamativos, las condiciones climáticas y la situación geológica geográfica de Egipto permite que se mantenga el papiro, el metal, la madera, la piedra, por supuesto, el adobe. De manera que los hallazgos en joyería, en textiles, en papiros son magníficos y eso hace que los arqueólogos que no se dedican al mundo del antiguo Egipto sientan ciertos celos, buenos, pero celos, por lo que encontramos. Es verdad también que las circunstancias también hacen mucho más complicado el trabajo en Egipto.

Tengo compañeros que trabajan en Roma, en Grecia, en Turquía, en Portugal, en la propia Península Ibérica, en España. La capacidad para, con poca financiación, realizar y organizar campañas, contar con muestras, llevarlas al laboratorio, poder llevarse las muestras a casa, utilizar todo tipo de tecnología. En nuestro caso, el gobierno egipcio revisa todo, prohíbe el uso de drones, hay ciertos escáneres que están prohibidos, de manera que casi todo se hace todavía a día de hoy, manualmente, aunque poco a poco van permitiendo algunos escaneos el uso de fotogrametría, planimetrías nuevas con escáneres, etcétera.

P: Hay muchas trabas, a lo mejor, por no dañar la lo que se encuentre...

R: En realidad es una cuestión de seguridad del Estado. El Ministerio de Turismo y Antigüedades y sus oficiales ayudan bastante y están encantados. Llevamos equipos arqueológicos, epigráficos, de conservación, filólogos, geólogos y topógrafos y arquitectos hasta médicos forenses para las momias filólogos que estudian los textos. Y el gobierno egipcio, desde el punto de vista del Ministerio de Antigüedades, Turismo y Antigüedades, está encantados. Desde el punto de vista del Ejército y del Ministerio del Interior, fatal. Porque ellos conciben que la presencia de numerosos investigadores puede atraer por un lado, la atención de grupos radicales. Por otro lado, puede suponer el movimiento de materiales que ellos no puedan controlar. Todo lo que sean drones, tecnología láser, todo eso está súper, súper controlado, muy investigado. Sienten, digamos, aprensión con respecto al uso de este tipo de maquinaria y por lo tanto intentan evitar que los equipos arqueológicos vengan con mucha tecnología.

P: Con todo lo que ya se ha estudiado y encontrado en Egipto, todavía queda. Quedan mil cosas por descubrir.

R: Quedan mil cosas. La evolución que ha tenido la egiptología en los últimos dos siglos ha sido importante. No contamos con la base que con la que cuentan los estudios clásicos, puesto que todo ese interés por lo grecolatino, por la cultura grecolatina, por lo grecorromano, digamos que nunca dejó de existir. Desde la época romana, tardoantigüedad, mundo medieval, renacimiento, sigue habiendo todo un interés por el mundo grecorromano que da base a nuestra Europa. Y sin embargo, el mundo oriental, pues ha quedado en cierto modo apartado del interés de Europa durante unos siglos hasta que de manera exótica, flamboyante podríamos decir, llama la atención de los europeos y de los occidentales, y se produce esa vuelta y ese redescubrimiento del Oriente y de Egipto. Eso supone que el interés crece, la gente tiene mucha pasión, siente muchísimo interés por Egipto.

P: ¿Qué descubrimiento egipcio le hubiera gustado hacer? Si tuviera que elegir alguno...

R: La verdad que estamos haciendo buenos descubrimientos. Quizás para alguien como yo, que me dedico a la arqueología aunque no es mi campo, mi gran especialización tiene que ver con la traducción de textos jeroglíficos. Entonces, a veces uno se plantea que se habla mucho, por ejemplo, de las bibliotecas y de los repositorios de textos en la antigüedad. Mientras otros piensan en grandes tumbas, llamativas, majestuosas, edificios monumentales llenos de tesoros, cosa que normalmente no ocurre porque incluso las tumbas más intactas han tenido algún tipo de saqueo, siempre se han llevado a lo mejor todo lo que era de plata y oro, yo quizás estaría más interesado en encontrar textos, zonas de biblioteca cercanas a la necrópolis, vinculadas con los templos, en las llamadas casas de la vida, que son las la lo que correspondería a nuestras escuelas o centros de enseñanza. Y en esos sitios pues se guardaban muchos textos y estaría muy bien encontrarnos con algunos de esos rollos de papiro en cajas que nos darían muchísima información nueva.

P: Ahora que la inteligencia artificial está tan de moda, cómo puede ayudar en el campo de la arqueología?

R: Diría que a nivel docente es una complicación, puesto que empezamos a tener ejemplos de alumnos que utilizan la inteligencia artificial. Pero a nivel a nivel de investigación ya se está empezando a aplicar, aunque aún debe desarrollarse mucho, ya permite reconocer patrones, modelos, por ejemplo, distribución de yacimientos en una zona o particularidades de un verbo que se utiliza de una manera determinada y que el ordenador reconoce un patrón que no veíamos antes. Eso permite sumar información. Y aunque la inteligencia artificial todavía le queda mucho por llegar al nivel potencial que parece demostrar, ya empieza a ayudar bastante en cuestiones sobre todo de arqueología del espacio, en cuestiones filológicas, de reconocimiento de modelos gramaticales que antes pues nos costaba más identificar. O sea que va a sumar bastante y de hecho, seguramente todos nosotros tendremos que ponernos las pilas.

P: Recientemente se hizo público el plan que tenía del Ministerio de Egipto para remodelar la pirámide de Micerinos. ¿Qué opinión le merecía?

R: Ha recibido muchas críticas. De hecho, el director de ese proyecto y responsable del Consejo Supremo de Investigaciones y de Antigüedades egipcias ha sido sustituido por una nueva persona, lo que también indica que los propios egipcios han entendido las críticas. Esta persona, que además lleva muchos años y merece todo nuestro respeto y ha realizado trabajos muy buenos, ha recibido otro puesto y el gobierno egipcio en cierto modo ha intentado que no se entienda como un castigo, sino como que han aceptado una la crítica.

La reconstrucción que se pretendía, en base a lo que yo conozco, era una reconstrucción demasiado artificial. A día de hoy, incluso los mayores expertos en pirámides de Egipto reconocen que, en muchos casos, los complejos piramidales casi nunca terminaron de ser rematados. Cuando un rey asciende al trono y decide en un momento determinado, junto con sus asesores y el arquitecto, vamos a construir una pirámide, se ponen a ello y dedican casi todos los recursos que se puedan y gran parte de su vida. Pero los edificios, los complejos, son tan grandes, son tan monumentales y eso es lo que da, digamos, esa magia, esa imagen mágica que tienen las pirámides, que cuando fallecía la persona, a lo mejor llevaban el 80% hecho y le quedaba poco, pero siempre quedaban cosas por hacer.

“En muchos casos, los complejos piramidales casi nunca terminaron de ser rematados”

Antonio Morales, arqueólogo

En muchos casos eso que quedaba por hacer a veces tenía que ver con el forrado de la pirámide, con una piedra de mayor calidad. Yo creo que los monumentos como las pirámides tienen todavía muchísimo que ofrecer y que quizás la línea a seguir debe ser revisitar de alguna manera, reconsiderar descubrimientos anteriores que todavía tienen mucho que decir. Yo creo que en los últimos años se ha descubierto que queda mucho por decir, incluso de lo que hemos descubierto hace poco y que pasan a lo mejor 25 años y en 25 años desde el punto de vista tecnológico y técnico ha avanzado tanto nuestra maquinaria, nuestros ordenadores, nuestra capacidad para entender o para obtener nuevos datos que hay que reconsiderar materiales o descubrimientos anteriores. Y eso es lo que habría que hacer. Quizás no hay que interesarse tanto en esa reconstrucción artificial simplemente por rematar un edificio que la gente lo vea como era cuando estaría completo. A lo mejor nunca estuvo completo. Entonces estamos rematando una cosa que quizás ni ellos terminaron de rematarla.

P: A nivel personal, como lo veía el proyecto...

R: A mí no me gustaba. Yo creo que se puede trabajar muy bien en otras líneas y esa reconstrucción me parecía demasiado artificial. De hecho, por mucho que se consideren los bloques que han ido cayendo, que están por allí esparcidos y demás, replicar esos bloques y seguir construyendo hacia arriba ofrece una imagen limpia, nítida e intacta, podríamos decir, de una pirámide que a lo largo de los siglos ha sufrido ataques, robos, saqueos, utilización, gente, turistas que suben y bajan, etcétera, que son parte de su historia y que hay que mostrar. No hace falta modificar el monumento y dejarlo en un estado puro y nítido, como si acabara de inaugurarse.

Detalle de los bloques de granito en la parte inferior de la pirámide de MicerinosRaúl Izquierdo

P: Se perdería parte de la historia y de la mística de las pirámides con ello.

R: Sí, sí, yo creo que ahí pesó más la sensación de ‘vamos a mostrar al turista cómo sería una pirámide acabada’ en la, digamos consideración o la valoración de que incluso los destrozos, las, las renovaciones, y demás forman parte de una historia muy rica, muy amplia y de la que podemos aprender mucho.

P: ¿Cuándo verá la luz el gran museo egipcio que lleva ya años proyectado y todavía no se ha inaugurado?

R: Ciertas salas ya han abierto. Vi por ahí también que había cierta crítica porque se habían abierto algunas salas a gente famosa de YouTube, de Instagram, para que crearan algunos mensajes y fueran creando ya curiosidad por parte del público. Y algunos investigadores criticaban que habiendo ya algunas salas preparadas, deberían dejarlas incluso para investigadores, estudiantes e incluso el público general. De hecho, me consta que creo que querían abrir una la sala principal, el hall de entrada, pero cobraban ya por ello y era una cifra bastante importante. Por lo tanto, yo creo que habrá que esperar a que llegue invierno para que abran ya definitivamente, aunque sea a lo mejor el 75% del museo, para que empiece a funcionar.

P: ¿Y hay más o menos qué es lo que puede esperar el turista va a encontrar de la historia de Egipto?

R: Para empezar, una idea o una narrativa museológica distinta a la que teníamos en el museo famoso de la plaza Tahrir, el museo antiguo de Bulaq, el museo famoso y tradicional de El Cairo. En el museo de El Cairo se fueron exponiendo numerosas piezas de todo tipo, pero la multitud de materiales era abrumadora y un turista se acercaba, salvo estatuas famosas y objetos muy particulares, a cualquier vitrina y los 200 objetos no permitían centrarse mucho en ello. Los egipcios tienen esta tendencia o han tenido hasta hace poco esta tendencia a exponer muchas cosas y en cierto modo, con esa amabilidad que le que les caracteriza, de querer mostrar de todo y de que todo el mundo vea todo lo que han encontrado.

Pero desgraciadamente, como le ocurre a otros museos en el mundo, hay que pensar un poco también en el mensaje que se muestra la dialéctica que tiene el museo con el visitante y ahora en el nuevo museo. Yo creo que han cuidado mucho eso, han seleccionado muy bien qué mostrar, seguramente por las dimensiones del museo y por la calidad de la colección, será imposible que sea corta, breve o pequeña. Y seguro que aunque siga siendo magnífica, impresionante y amplia, pero no será tan abrumadora y estará mucho más pensada.

P: Se va a trasladar allí la famosa máscara de Tutankamón o se queda en el que está actualmente.

R: Pues me imagino que se quedará en el Museo de El Cairo. El plan inicial era dejar en el museo de Bulaq, el tradicional, el existente hasta ahora de El Cairo, la todo el material vinculado con Tutankamón, de manera que la máscara, los carros de combate, sus textiles, cajas, joyas, armamento, bastones, faldellines todo pudieran ser disfrutados en el museo de El Cairo. Y yo entiendo que también desde el punto de vista estratégico del negocio, pues obligas a que la gente vaya a los dos museos y no a uno. Sí, porque la gente quiere ver muchas cosas del reino antiguo, del reino medio, de Ramsés, de Hatshepsut y tal, pero también quiere ver, también quiere ver a Tutankamón.

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