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Brasil hunde un portaaviones gigante con material tóxico

La Armada brasileña se vio obligada a deshacerse del buque “Sao Paulo” con 760 toneladas de amianto en su interior tras la negativa de Turquía por desguazarlo. Se han cumplido todas las medidas de seguridad, según Brasil.

BRAZILIAN NAVYvia REUTERS

Durante el viernes 3 de febrero, Brasil se deshizo de un portaaviones de origen francés con 760 toneladas de amianto, mineral peligroso por vía aérea en el caso de fragmentación. A pesar de que el Gobierno brasileño tuviera un acuerdo en 2021 con Denizcilik and Ticaret Limited (empresa turca especializada en desguace) para su eliminación, durante el trayecto hacia tierras turcas, el Gobierno de Ankara se negó, por lo que a la Armada brasileña no le quedó más remedio que ejecutar ellos mismos la operación a 350 kilómetros de su costa.

Operación controlada

Según el informe de la Armada brasileña, la eliminación del buque se produjo a 350 kilómetros de la costa brasileña bajo una profundidad de 5.000 metros. El punto geográfico en el que se produjo el naufragio fue elegido por el Centro de Hidrografía de la Marina y el Instituto de Estudios del Mar Almirante Paulo Moreira. Además, señalan el “cumplimiento de todas las medidas de seguridad que garantizan evitar pérdidas logísticas, operativas, ambientales y económicas”.

Según Folha de Sao Paulo, la operación la realizaron buzos que utilizaron explosivos para horadar el casco del buque, favoreciendo el aumento del flujo del aire hacia su interior, permitiendo naufragar por completo el portaaviones.

Contradicción en el inventario sobre el amianto

En el inventario brasileño, figuraba una previsión de 10 toneladas de amianto en el interior del portaaviones. Sin embargo, una ONG cuyo nombre es Shipbreaking Platform, evidenció en los análisis realizados la existencia de 760 toneladas de este mineral a bordo.

La eliminación de este tipo de buques lleva años envuelto en polémicas ecologistas, ya que en idéntico caso similar en 2006, protestas obligaron a retornar a Francia al buque “Clemenceau” tras un acuerdo con India. En el caso del “Sao Paulo”, grupos ecologistas calificaron de ilegal e insegura prevista por parte de Brasil. De hecho, el buque se encontraba en tan mal estado, que Greenpeace monitoreó su ruta entre Brasil y Turquía.

Tensión en el Gobierno brasileño por la operación

En el seno del Gobierno brasileño, han existido opiniones distintas acerca de la operación, ya que Marina Silva, ministro de Medio Ambiente, no estaba de acuerdo con la operación, ya que se apoyaba en los postulados de la Fiscalía brasileña alegando riesgo ambiental. Sin embargo, se enfrentaba a la oposición de José Múcio Monteiro, ministro de Defensa brasileño, que apoyaba la operación.

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