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Advertencia de los bancos centrales de Europa sobre el futuro de la economía

Los expertos del BIS advierten del momento delicado de la economía internacional, debido a la estanflación y la “nueva era de inflación más elevada”.

SEBASTIAN CISTERNAS/ATONCHILE

El Banco de Pagos Internacionales (BPI) ha advertido del riesgo de recesión en Estados Unidos y Europa en 2023 junto con una fuerte inflación, y cree que la prioridad de la banca central es luchar contra la escalada de los precios. En su informe, exhiben que nunca antes desde la Segunda Guerra Mundial se había registrado una inflación tan alta combinada con unos niveles de deuda soberana tan disparados.

Y es que la agrupación de los principales bancos centrales del mundo alerta, en términos generales, que la economía internacional pasa por un momento delicado. Por un lado, la estanflación (una combinación de precios altos con escaso o nulo crecimiento), que parece un riesgo cada vez más grande. Y, por otro lado, la advertencia de que el planeta puede estar próximo a una “nueva era de inflación más elevada”.

“Las acciones que los bancos centrales han adoptado han sido adecuadas”

De esta forma lo han expresado los expertos del Banco de Activos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés) en su informe económico anual que han presentado en el día de hoy. El BIS es apodado como el ‘banco de los bancos centrales’, y en él están representadas instituciones supervisoras de países que suman el 95% del PIB mundial.

“No nos sentimos cómodos con este pronóstico, pero no podemos eliminar posibilidades. Las acciones que los bancos centrales han adoptado hasta ahora han sido adecuadas”, ha asegurado el director general del BPI, el mexicano Agustín Carstens, debido a que han mejorado la política monetaria, la prudencia macroeconómica y se ha reducido la dependencia en la energía.

El BPI ha señalado que, en abril, tres de cada cuatro países del mundo sufría una subida de precios interanual de más del 5%. Y las perspectivas a corto plazo no son favorables. El informe sostiene que buena parte del impacto del encarecimiento de las materias primas todavía no se ha producido del todo y las vulnerabilidades macrofinancieras son considerables.

La institución aventura incluso que el mundo podría estarse dirigiendo a un “cambio de paradigma” en el que la “psicología inflacionista” se afiance. Además, indican que los embargos comerciales y las limitaciones de precios están en el horizonte o están ocurriendo ya y alertan acerca de los efectos de segunda ronda.

Impacto de la guerra

“En muchos países, una parte sustancial, si no el grueso de la renegociación de salarios está todavía por venir”, han relevado. En el caso de España, por ejemplo, aproximadamente la mitad de los convenios firmados para 2023 incluyen cláusulas de subida salarial estrechamente vinculadas al IPC.

El impacto de la guerra se ha manifestado en la subida de los precios de las materias primas, de la energía y de los alimentos. Por ello, los bancos centrales se enfrentan a un dilema muy difícil de resolver y que ha conllevado polémica: conseguir aplacar la inflación e intentar no dañar a la economía en el intento.

Reto para la banca central

El principal arma con la que cuentan son las subidas de los tipos de interés oficiales. Cuando los tipos suben, la economía se enfría y los precios acaban bajando. El problema es que la actividad puede frenarse tanto que se acabe desencadenando una recesión.

Todo parece indicar que la situación ahora mismo se parece más a la de un aterrizaje duro. El reto para la banca central es lograr un “aterrizaje suave”, es decir, un ciclo de subidas de los tipos de interés que termina sin recesión (dos trimestres consecutivos de contracción del crecimiento), algo que históricamente ha sido difícil.

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