Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA
Syberia

Syberia

Syberia

Tu misión en esta aventura es acudir a un pueblo de los Alpes Franceses, Valadiléne, para cerrar un trato con la familia Voralberg, que a su vez es dueña de otra fábrica que interesa mucho a los jefes de Kate y que por falta de pago se encuentra en venta.

Actualizado a

Un gran chorro de agua despertó al tipo, hablé con el sobre el dirigible y me dio una llave con la que pude abrirlo, dentro pulsé una palanca y no ocurrió nada, regresé a la zona de lanzamiento, junto a la sala de control, allí encontré al cosmonauta bastante mas sereno, hablé con el y me dijo que su sueño era poder volar por el espacio y que si cumplía su sueño el me daría la forma de arreglar el lío del dirigible. Dicho y hecho, le pedí una muestra de sangre y fui a la sala de control, di cuerda a la máquina, pulsé el interruptor de la derecha, puse la muestra en su sitio y comencé a presionar en orden los botones.

Todo iba bien hasta ahora, pero cuando llego el turno de validar la muestra de sangre se fastidió todo, debería haberme percatado que el ruso este tendría mas alcohol en sangre que Enrique San Francisco, así que opte por poner mi dedo en el agujero de muestras y donar mi sangre por un buen propósito. Continué con la secuencia y todo comenzó a moverse, el cosmonauta subió a la cápsula y justo antes de irse, en medio de la confusión me tiró una manivela, creo que incluso me dijo para que servia, pero el ruido y las interferencias eran tales que no pude entender nada.

Salí de la sala de control y recogí una manivela del suelo, eso era lo que me había lanzado el cosmonauta, y recordé que había visto un sitio donde podría encajar a la perfección. Fui a la izquierda de la cápsula varada en el suelo, donde antes estaba el ruso borracho, allí había un gran cohete, lo rodeé por la izquierda y subí por unas escalerillas hasta una plataforma con un gran altavoz y un enorme pájaro, un halcón creo, a su lado. Usé la manivela en el altavoz y la giré con todas mis fuerzas, de inmediato aquello empezó a sonar como un sonido estridente, el cual puso al halcón en marcha, este atacó sin piedad al montón de pájaros que había alrededor del dirigible, dejándome a mi vía libre para usar el aparato.

Con el dirigible libre de estorbos pude empujar la palanca de dentro y ponerlo en funcionamiento, por fin iba a poder llegar a Aralbad, encontrar a Helena, llevarla a la fábrica y continuar mi misión.