Syberia
Syberia
Tu misión en esta aventura es acudir a un pueblo de los Alpes Franceses, Valadiléne, para cerrar un trato con la familia Voralberg, que a su vez es dueña de otra fábrica que interesa mucho a los jefes de Kate y que por falta de pago se encuentra en venta.
A la izquierda encontré una biblioteca en la que cogí un libro sobre Amerzone y del que pude extraer la información necesaria sobre esos pájaros tan majos que me había encontrado en la estación y que, por raro que parezca, su comida predilecta era una clase de viñedo salvaje que curiosamente se cultivaba en los jardines de esta universidad. Un examen mas detallado de las estanterías de la biblioteca me llevaron a subirme por una escalerilla de madera y coger un libro que aun hoy no tengo muy claro que era, estaba en francés y yo no tengo ni pajolera idea de hablarlo y, mucho menos, de leerlo. Así que o me apuntaba a un curso CEAC o le echaba la culpa a algún traductor que pasó por alto la traducción de ese libro. Gracias a dios todo funcionó correctamente porque por el mero hecho de coger el libro y pasar las páginas se activaron en mi mente las preguntas y diálogos necesarios.
Salí de la biblioteca y me dirigí a la izquierda, entré por la única puerta que quedaba y encontré a los rectores de la universidad. Que tipos tan peculiares y pedantes, encaramados en su altar de conocimientos y yo ahí, en una especie de reclinatorio que me dejaba dos metros por debajo de ellos. El caso es que hablé con ellos de todo, Hans, los viñedos salvajes y del dinero que me habían pedido el matrimonio del barco. De la conversación con ellos obtuve bastante información y la propuesta de darme el dinero si les arreglaba el quiosco musical... no, si ya lo decía yo, la intuición femenina, que no existe, que va.
Salí del despacho de los rectores y anduve hacia la derecha, dejé de lado el mamut gigante y continué a la derecha, hasta que encontré un hombrecillo que parecía muy concentrado en el estudio de unos fósiles expuestos en la galería central de la universidad.