Intentó igualar a Mark Spitz

Una sola edición de los Juegos sirvió a esta nadadora de la Alemania del Este para ser considerada como una leyenda olímpica y es que en Seúl, en 1988, Otto consiguió algo que todavía no ha repetido ninguna otra mujer, seis medallas de oro. De todos los títulos, cuatro de ellos fueron en pruebas individuales y los dos restantes en relevos. Dichos metales le acercaban a Mark Spitz como leyenda absoluta y la encumbraban como la mejor fémina. Empezó a nadar a los 10 años, tenía un físico espectacular con 1,85 de altura y se dio a conocer en los Mundiales de Ecuador de 1982, donde consiguió tres medallas con tan sólo 16 años. Además, rompió la barrera del minuto en los 100 metros espalda, con 59,97 segundos. En su palmarés, la alemana también incluye varios títulos mundiales y europeos, pero como a tantos otros, los boicots le arrebataron una oportunidad de ampliar el número de medallas. No acudió a Los Angeles, a pesar de que era una de las favoritas; pero ese mismo año batió el récord del mundo de los 200 metros libre. >También en 1984 sufrió una fisura en una vértebra y tuvo que estar nueve meses sin moverse; cuando se recuperó le aconsejaron que dejase la natación, pero no hizo caso. Probó a nadar de espaldas, pero le dolía demasiado, así que lo hizo en estilo libre. En el Mundial de 1986, en Madrid, ganó cuatro medallas de oro y dos de plata. En los Juegos de Australia de 1988, con 22 años, logró la mayor hazaña de su vida al ganar las seis pruebas que disputó: 50 y 100 libre, 100 mariposa, 100 espalda, 4x100 libre y 4x100 estilos. Tras Seúl se retiró para pasar a ser reportera de la televisión alemana y con ella terminó el dominio de las nadadoras de la Alemania del Este, que había comenzado en los años 70. Clara Pardo / Javier Lujambio