Un terremoto sacudió el panorama tenístico femenino el 10 de junio de 1989. Ese día, una jovencita de 17 años llamada Arantxa Sánchez-Vicario derrotaba en la final de Roland Garros a la todopoderosa Steffi Graff. La leyenda de la mejor tenista española de todos los tiempos comenzaba a forjarse, aunque ya en 1985 asombró en España al hacerse con el título nacional siendo una niña de 13 años. Sin embargo, su hermano Emilio ya avisaba ese mismo año: "La que es buena de verdad es mi hermana pequeña". No le faltaba razón, pues a lo largo de su carrera, Arantxa ganó a nivel individual cuatro Grand Slam: tres Roland Garros (1989, 1994 y 1998) y un US Open (1994), y otros seis grandes títulos más en dobles. En sus participaciones en los Juegos Olímpicos, la barcelonesa cumplió con las expectativas. Sumó cuatro medallas, aunque el momento memorable de su trayectoria olímpica llego cuando en Barcelona se colgó la medalla de bronce en los individuales y sumó la de plata en dobles junto a la otra gran referencia de la raqueta española, la aragonesa Conchita Martínez. Además, Sánchez Vicario puede presumir de haber representado a España en cinco Juegos Olímpicos (Seúl, Barcelona, Atlanta, Sydney y Atenas) y de ser objeto de una propuesta en el Congreso de los Diputados para poner su rostro en los euros españoles. Pablo Bargueño
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