En un hotel de lujo de Barcelona, rodeados de una seguridad más propia de una cumbre de jefes de estado, los jugadores del Dream Team jugaban al billar muy lejos de la Villa Olímpica y enzarzados en una discusión eterna: Michael Jordan les decía a Magic Johnson y Larry Bird que comenzaba su era y estos le recordaban que la NBA siempre sería su obra. Desde luego, y más allá de todo lo que supuso Jordan después, Magic y Bird habían edificado con su rivalidad una competición gigante donde poco más de una década antes solo había finales televisadas en diferido. El culmen de esa era dorada, 1992, fue el Dream Team, la primera selección USA con jugadores de la NBA. Más que eso, la reunión de muchos de los más grandes de la historia, el resumen de una época irrepetible cuando Magic ya había dado positivo por VIH y la espalda casi había acabado con Larry Bird. El grueso del equipo, que vengó en versión aniquiladora el tercer puesto de Seúl 88, había sido fijado un año antes: Magic Johnson, Larry Bird, Michael Jordan, Scottie Pippen, John Stockton, Karl Malone, Patrick Ewing, Chris Mullin, David Robinson y Charles Barkley. La última plaza fue para Clyde Drexler y la del jugador universitario, un recuerdo a los tiempos anteriores del equipo olímpico, para Christian Laettner. Este último fue un excelente jugador de NCAA… que dejó sin sitio a Shaquille O'Neal. Los vetos dejaron sin plaza a Isiah Thomas, cuya amistad con Magic se había resquebrajado tras el positivo y cuyos Pistons eran enemigo jurado de Jordan. Pero pese a algunaa ausencias ahora recordadas, era el mejor equipo que jamás se había reunido, una de las sensaciones de toda la historia del olimpismo. El Dream Team, como lo bautizó Sports Illustrated. En Barcelona ganaron sus partidos por una media de 43,8 puntos. Los alrededores de su hotel estaban siempre rodeados de aficionados, “como si estuvieran Elvis y los Beattles juntos”, dijo después el entrenador Chuck Daly, el mismo que en el stage previo en Mónaco aseguró que no ponía toque de queda porque “los clubes nocturnos no abrían hasta las doce de la noche”. El seleccionador de Cuba dijo tras jugar contra ellos en el Torneo de las Américas que tratar de pararles era como intentar “tapar el sol con un solo dedo”. Y Magic reconoció que tenía tanto talento a su alrededor que no sabía a quién pasar la bola. De hecho, todavía en Mónaco, Daly agrupó a los jugadores en dos equipos y les dijo que jugaran a muerte: los pocos periodistas que estaban en aquel entrenamiento lo recuerdan como “el mejor partido que nadie pudo ver” y Michael Jordan dijo después que había sido el duelo más increíble de su vida. Así era el Dream Team: algo irrepetible de puro hermoso. Juanma Rubio
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