Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth
Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth - Refinería Uno. La entrada
Descubre el misterio que se esconde en Innsmouth.
La misión federal era detener vivo a Jacob Marsh para interrogarle. Yo acompañaría a los agentes como colaborador 'voluntario'. El convoy del FBI llegó a la refinería y los agentes tomaron posiciones. Sentí un escalofrío en cuanto detecté de nuevo la cercanía de ese olor a mar y a pescado aliñado ahora por un fuerte olor a contaminación industrial.
Los federales acabaron con la resistencia armada de la entrada, pero una ráfaga de ametralladora militar frenó su avance al interior. Armas pesadas en juego, de maravilla. No sólo he regresado a este infierno sino que además esto cada vez parece se más a la maldita Gran Guerra.
Hoover me llamó corriendo ante el imprevisto. Bajé del coche y me agaché rápidamente para no ser acribillado por las constantes ráfagas de bala. Llegué hasta el agente y me ordenó flanquear el fuego y abrir paso a los agentes. Se notaba que para él yo sólo era carne de cañón
Corrí hasta las cajas a mi derecha y, dándoles la vuelta, llegué a otro agente. Mientras me cubrían corrí hacia las cajas de la izquierda. Una vez allí me agaché y me metí por un hueco a mi izquierda. Rodee todo el montó de cajas también por la izquierda y llegué a una puerta al lado de la ametralladora.
Un par de respiraciones profundas, tragar saliva y abrir la puerta. Disparé contra el artillero y el escandaloso tableteo del arma cesó. Esperé la llegada de los federales y que asegurasen la zona.
Después les seguí por la oficina de acceso, donde recogí un rifle y munición. Tendrían que haberme dado mi poco aprovechada Thompson En ese momento escuché gritos desgarradores que me estresaron todavía más. Seguí adentrándome en la refinería y avancé hacia las puertas del enorme elevador. ¿Qué le había pasado a aquel pobre agente? Dios Santo no quería volver allí, no quería, yo sólo quería huir muy lejos de Innsmouth. El cabrón de Hoover decidió poner fin al sufrimiento del federal con un tiro en la cabeza, y encima tuvo la desfachatez de mandarme a buscar el generador y conectarlo para poder usar el elevador de nuevo. Qué tío más listo.
Sin poder hacer otra cosa, descendí por las escaleras a mi izquierda, hacia las profundidades del complejo industrial.
Para conseguir la mayor reputación, no hice caso a ningún símbolo pintado.