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Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth

Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth

Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth - Innsmouth Dos. Primera Parte

Descubre el misterio que se esconde en Innsmouth.

Se había acabado la apatía de los lugareños hacia mí, pero en un sentido todavía peor. Ahora querían matarme, y eso significaba que yo iba por el camino correcto, me llevase a donde me llevase.

Menos mal que había cerrado los pestillos del cuarto, porque si no estaría ya muerto. Dos hombres armados intentaban derribar la puerta para acribillarme a balazos. En estos momentos uno se pregunta por qué no dedicó su vida al circo en lugar de hacerse detective. Corrí hasta la habitación contigua y cerré con pestillo la puerta que comunicaba un cuarto con otro. Me fijé en una estantería al lado de la ventana y la empujé hacia la derecha. Allí había otra puerta. Entré y cerré una vez más con pestillo. También cerré la puerta del pasillo y entré por la que quedaba, cerrándola con pestillo. Los asesinos seguían derribando puertas y acercándose a mí, y mi única salida era la ventana. Antes que nada empujé la estantería para bloquear la puerta que daba al pasillo, que no tenía pestillo. Sin perder el tiempo quité la otra estantería que bloqueaba esta salida, abrí la venta y salté al exterior. No era la primera vez que me perseguían en la vida, pero el miedo que sentía no lo había notado nunca antes. Salté hasta la terraza de la casa de enfrente y me metí por la puerta de la izquierda. Agachado atravesé el pasillo mientras los disparos hacían añicos las ventanas. Al final me levanté y corrí hacia la izquierda, atravesando una puerta y bajando un primer tramo de escaleras.

Me metí en la puerta abierta a mi izquierda. ¡¡Joder!! Ya no eran sólo dos tipos. Un grupo entero de lugareños me perseguía para hacerme pedacitos.

Corrí y crucé la puerta de la derecha, abrí la ventana y salté hasta otra casa, subiendo por las escalerillas de incendio.

En el tejado caminé con cuidado por las planchas de madera, sin pararme a mirar el paisaje desde lo alto, y corrí a través del tejado hasta llegar a otra escalerilla y descender por ella hasta el interior de un almacén. Ahora, en lugar de ir recto por una pasarela, me agaché y salté por mi izquierda hasta un símbolo pintado en el suelo.

Había más lugareños armados allí dentro, y tuve que avanzar despacio y agachado para esquivarles, por la izquierda, hasta llegar al final del almacén. Allí salté a unas cajas y luego salté de nuevo a la plataforma. Corrí recto, saltando hasta más cajas y saltando luego por la ventana. Me habían visto ya y volvían a dispararme a discreción. Llegué corriendo hasta un conducto de ventilación a la derecha, me agaché y entré.

Los enemigos me habían perdido pero no se rendían. Por el conducto llegué hasta otro almacén con un nuevo comité de bienvenida.

Esperé a que ningún lugareño mirase y salí del conducto, cayendo sobre más cajas. El olor a pescado me recordaba dónde estaba. Agachado avancé y bajé por unas escaleras. Era el momento de armarse de valor. Me levanté y corrí hacia la izquierda y luego a la derecha, esquivando nuevos disparos y evitando que me atrapasen, hasta llegar a un agujero en el suelo por el que entré agachado y me alejé del campo de visión enemigo.


Un pequeño momento para respirar un poco y tratar de tranquilizarme… La cosa estaba siendo demasiado movidita para mi gusto. Agachado continué hacia la derecha hasta llegar a una escalera que subía hasta un cuarto que parecía seguro.

Empujando un estante encontré otro símbolo en una pizarra. Maldito pueblo, maldita gente y maldito yo por aceptar el trabajo.
Quité la caja que bloqueaba la salida y salí de allí dentro. Salté a las cajas frente a mí, luego a las de mi derecha y después me agaché para pasar por debajo de las escaleras. Allí ya había estado antes, pero parecía la única salida. Agachado me escondí tras un montón de cajas hasta que el camino hacia la puerta quedaba despejado. Abandoné el almacén pero los callejones estaban plagados de tipos con linternas, escopetas y hachas. Fue por la derecha y luego por la izquierda hasta esconderme tras unas cajas en un rincón. Esperé a que un lugareño apareciese y fuese por donde yo había venido y luego regresase sobre sus propios pasos para seguirle, pegado a la derecha, a una distancia prudente. A mi derecha entonces descubrí un escondite medianamente decente, saltando detrás de unas cajas y un carro. Esperé allí a que el tipo anterior regresase y continuase su ronda para salir y meterme por el callejón. Al final del todo me metí por una puerta iluminada y me encontré de cara con un accidente laboral. Por lo menos el superviviente no tenía intención de matarme, o eso parecía. Suficiente tenía con la muerte de su compañero, supongo. Incluso me indicó el camino hacia las alcantarillas, mi único escape de aquellas calles.

Salí por la única puerta hasta la calle y corrí por la derecha rumbo a un camión aparcado. Era mi momento. Quité la cuña de la rueda delantera y, rápidamente, corrí a la plataforma tras el vehículo para saltar a su interior. El camión descontrolado fue tomando velocidad embistiendo a los incautos asesinos que se ponían en su camino, hasta caer al fondo de una piscina residual. Iba acostumbrándome al olor a podrido…

Me metí en el hueco iluminado de la derecha para hacerme con un trozo de tubería y luego me acerqué al ventilador gigante. Usé la tubería para romper una de sus aspas y, en un momento que redujo su velocidad, me metí por el túnel huyendo de los disparos.

Avancé hasta el final y llegué a las alcantarillas.