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Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth

Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth

Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth - El Barco

Descubre el misterio que se esconde en Innsmouth.

Como toda Historia, todo debe acabar donde empezó. Atando cabos, el capitán Obed Marsh trajo del llamado Arrecife del Diablo, los objetos místicos que habíamos localizado y el culto a esa especie de dios llamado Chulthu.

El buque Guardacostas Cutter Urania tenía como misión explorar el arrecife para cerrar el caso Innsmouth, y yo les acompañaba.

Me dirigí al puente de mando del barco y hablé con el oficial de navegación, Winters. Luego regresé al principio y salí a la cubierta principal. En otras circunstancias aquello hubiese sido un viaje de placer por el océano. Hablé con el marinero Henson y la tranquilidad despareció. Alguna fuerza oscura quería impedir a toda costa que acabásemos con este oscuro asunto. Cogí el rifle a mi lado y acabé con uno de esos bichos antes de que alcanzase a Henson. Al marinero le quedaba poca munición. Tras hablar con él me dio las llaves del almacén para conseguir más. Entré al interior del barco y busqué el almacén, que estaba bajando unas escaleras. Recogí todo lo que había allí dentro y regresé para darle la munición. El recado ahora consistía en conseguir material médico. Aquello era un caos y los bicharracos no parecían dejar de intentar hacerse con el barco.

Volví al interior, giré a la izquierda y luego a la derecha hasta llegar a la enfermería. Allí dentro me esperaba una de las aberraciones. Reaccioné a tiempo y acabé con él. Me hice con el material médico y se lo entregué al marinero.

Ahora me atrincheré con él y me dediqué a la defensa del barco y la tripulación, haciendo frente a hordas y hordas de monstruos.

En ese momento, una onda vino hacia nosotros. Me cogí con fuerza a una barra junto a la escotilla de entrada y evité que la onda me lanzase contra la cubierta y me destrozase. ¿Quién, o qué, había producido ese ataque de energía?

Henson me gritó que usase el cañón de cubierta para defendernos de esas cosas y de esos ataques con onda. Corrí al arma y me puse a los mandos.


¡¡Más jodidos hechiceros de Dagon!! Fue un placer acabar con ellos con el gran calibre del cañón, afinando la puntería con la mira del arma.

Ahora había que localizar al capitán del barco. Escoltaría al oficial Winters hasta la cabina del capitán. Tuve especial cuidado en cerrar todas las puertas que atravesábamos, para evitar sorpresas por la espalda.

Fuimos a la enfermería y cerré la puerta con pestillo. Salimos por la otra puerta, cerrándola, y atravesamos la escotilla al final de las escaleras, cerrándola también.

Tras el ataque explosivo del monstruo, encontré un diario en uno de los catres de la tripulación. Salimos de allí hacia la izquierda del área que había explotado, y activé la válvula. Seguí a Winters a través del cuarto de máquinas hasta la cabina del capitán.

El pobre hombre no pudo soportar la presión y se suicidó sin que pudiésemos hacer nada por él… Tendríamos que buscar otra manera de entrar. Winters se esperaría allí. Bajé por una escalerilla tras nosotros, en la sala de máquinas. Allí entré agachado por un conducto de ventilación que me llevó directamente a la cabina del capitán. Cogí la llave del cuerpo y el revólver, y abrí la puerta. Tampoco pude evitar la muerte de mi compañero… Con la recién adquirida llave abrí la puerta de las municiones, aprovisionándome de todo lo que pude, explosivos y Thompson incluidos.

Cuando iba a salir me atacaron dos monstruos. Acabé con ellos y regresé a la sala de máquinas. Usé la dinamita con el conducto de ventilación bloqueado, me alejé y tras la explosión me metí dentro. Salí a un pequeño cuartito donde me hice con una barra de hierro y un botiquín. Fuera del cuartito me encontré con el ingeniero. Teníamos problemas con los motores. Me entregó la llave de la zona de carga.

Regresé al nivel superior de la sala de máquinas, donde había muerto Winters. Abrí la escotilla con la llave del ingeniero y bajé por la escalerilla hacia la zona de carga. Flotando había un monstruo aparentemente muerto… aparentemente. No quise tentar a la suerte y le disparé matándole….menos mal.

En la zona de carga cogí un soldador. Volví a la sala de máquinas, cerrando la puerta de la caldera para evitar accidentes, y activé la válvula a su lado. Disparé contra el candado de la escalera de emergencia y me metí por ella. En el nivel medio usé el soldador para cerrar la avería en la tubería. Problema solucionado. Ahora quedaba reiniciar los motores. Volví a la sala de máquinas y activé la válvula cerca de la puerta de la caldera. ¡¡Rápidamente activé la válvula de presión!! De lo contrario hubiese volado todo por los aires…

Regresé donde estaba el ingeniero y, en mitad de la conversación, los monstruos lanzaron un último gran ataque. Tras hacerles frente con ráfagas de Thompson, subípor las escaleras hasta el almacén. Algo me decía que era mejor fijarme en el símbolo pintado, recargar todas mis armas y curarme las heridas.


En cuanto salí a cubierta… ahí estaba. Cara a cara. El Dagon…era como uno de esos monstruos pero de proporciones desorbitadas. El dios al que adoraban los hombres-pescado de Innsmouth en persona, el demonio que había llevado a la ruina el alma del pueblo y sus habitantes, a cambio de simples recompensas económicas.

¿Listo para convertirte en sepia a la plancha, aberración? El Jack Walters asustado que entró en aquella casa en Massachussets está ya curtido y va a hacerte frente.

Moviéndome rápido para evitar sus embestidas, usé el cañón de cubierta para dispararle cuando aparecía por la proa. Memoricé las zonas por las que atacaba con más frecuencia para anticiparme a sus movimientos y, de este modo y tras seis o siete impactos directos, acabé con él.
Vuelve al infierno, criatura…

Lo que recogí para conseguir la mejor reputación, además de ignorar todos los símbolos pintados, fue el siguiente objeto: