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Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth

Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth

Call of Cthulhu: Dark Corners of Earth - El arrecife del Diablo

Descubre el misterio que se esconde en Innsmouth.

Curado de mis heridas y armado con todo lo que recogí en el Cutter, había alcanzado el famoso arrecife que visitó Obed Marsh hace más de cuarenta años… Podía sentir la maldad que emanaba aquel lugar y la vileza que se respiraba en cada esquina. La marina tendría que haber arrasado aquel trozo de tierra maldita con sus cañones de guerra, maldita sea.

Seguí el cañón hasta el túnel rocoso, adentrándome en su interior. Pobre marinero muerto… pero aquello iba a acabar pronto. Así me lo prometí. Salté por encima de un agujero en el suelo y cuando el suelo cedió volví a saltar para evitar caer… Salté dos agujeros más y recogí un extraño disco… Salté otros dos agujeros sin fondo que me hubiesen tragado sin piedad, y bajé por unas escaleras de piedra hacia una cámara de sacrificio llena de murales. Continué hacia las entrañas del arrecife, por un pasillo con estalactitas y estalagmitas. Encontré una polea y me la guardé. Al entrar allí encontré un mural a mi derecha con tres círculos, uno de ellos hueco… Hueco de círculo y circulo de piedra. Lo introduje y escuché un ruido de piedra moviéndose. Había abierto una puerta secreta. Entré y me hice con un botiquín y una palanca.

Regrese sobre mis pasos hasta una zona donde golpeaba el mar y giré a la izquierda hacia las profundidades. Mi locura aumentó al escuchar voces….¿en las paredes? Decidí no acercarme a ellas y andar por el centro del camino, con cuidado de no pisar tablones rotos. Más adelante localicé un agujero a mi derecha cubierto de algas. Me agaché y entré por ahí hasta un dibujo ritual. Me puse de pie y, a mi izquierda, encontré un agujero perfecto para meter la palanca. Así lo hice y la bajé, accediendo por el nuevo camino de la izquierda, atravesando la plataforma de madera que acababa de activar. Seguí avanzando hasta un puente roto. Me fijé en la cuerda a la izquierda y, usando la polea, evité el obstáculo.

Ahora estaba frente un nuevo obstáculo que requeriría rapidez.Usé el Libro de Dagon en lo que parecía el panel de control y luego usé el broche de Ruth, ¡¡ni me acordaba que aún lo tenía!!, en el botón enfrente del panel. Pulsé el botón y activé el mecanismo. Con nervios de acero salté el profundo abismo hasta la repisa de la entrada a la caverna. Salté entonces desde la entrada donde estaba la máquina en dirección al puente de cuerda en movimiento.

Seguí entonces las luces rojas del techo hacia la cámara de las gemas rojas, y puse la que había cogido en la refinería en el pedestal antes de que se acabase el tiempo. ¡¡Sí, señor!! Las puertas se abrieron y me metí por el nuevo túnel que me llevó a un área abierta. Caminé por la izquierda hacia abajo, siguiendo el muro, hasta un callejón sin salida. ¿Sin salida? Un rápido vistazo al suelo reveló un agujero… Había estado evitándolos todo el tiempo, pero algo me decía que tenía que meterme allí dentro. No había llegado tan lejos para regresar con las manos vacías.

Intentando no pensar en las consecuencias de una mala decisión, salté a su interior.