Irving y los Celtics: los momentos clave de una relación imposible
El jugador será agente libre a partir del 1 de julio y todo apunta a que saldrá de Boston; su relación con la franquicia ha estado llena de altibajos y polémicas.
El 22 de agosto de 2017 hubo un terremoto en Estados Unidos. Uno de esos que se tarda mucho en olvidar. De los que están en la boca de los aficionados aún meses después de haberse producido. Ese día Kyrie Irving abandonaba los Cleveland Cavaliers y era traspasado a los Boston Celtics. Una operación en la que los verdes recibían a uno de los mejores jugadores de la Liga a cambio de soltar a un renqueante Isaiah Thomas (lesionado de la cadera), Jae Crowder, Ante Zizic y la primera ronda de los Nets en 2018.
El traspaso parecía beneficiar a ambos equipos. Los Cavs conseguían paliar la salida de su segundo de a bordo con un Isaiah que venían de promediar 29 puntos por partido además de fichar por otras vías a jugadores como Dwayne Wade o Derrick Rose. Sin embargo, las cosas no fueron como parecían; traspaso múltiple a mitad de temporada y malos resultados que solo una actuación heroica de LeBron en playoffs consiguió paliar. Una nueva presencia en las Finales ponía punto y final a la segunda etapa de El Rey en Ohio. Un final que Irving había anticipado un año antes.
En los Celtics, el traspaso no fue un fiasco propiamente dicho, aunque al final no ha dado sus frutos. La relación de la franquicia con Kyrie ha sido un cúmulo de despropósitos que ha acabado por conformar una relación casi imposible y al borde del final. Dado el carácter del que el base hizo gala en Ohio, no debería sorprendernos. La estrella abandonó el que había sido su equipos las seis primeras temporadas de su carrera con una carta de despedida en la que no mencionó a LeBron, criticando a Cleveland por no ser "una ciudad deportiva" y con algún que otro recordatorio a su famosa frase de "la Tierra es plana".
Si esto Kyrie lo hacía en la franquicia que lo había descubierto y con la que había sido campeón en 2016 (triple clave incluido) era un misterio saber hasta dónde llegaría en un nuevo equipo donde además sería primera espada. De una forma u otra, los Celtics pronto carburaron, y aunque perdieron a Hayward en el estreno con derrota ante los Cavs (sí, ante los Cavs), pronto vieron la luz, llegando a enlazar 16 victorias seguidas entre octubre y noviembre y a liderar la NBA por primera vez desde 2009.
En enero de 2018, soltó una nueva perla: "Los Cleveland Cavaliers no me querían allí", decía el base, que todavía notaba la alargada sombra de LeBron pisándole los talones. También se supo que había amenazado a su antiguo equipo con pasarse toda una temporada de baja si no llegaba un traspaso que finalmente se produjo. El 15 de enero hablaba con As de su nuevo equipo y decía que "al estar en una franquicia histórica como los Celtics tienes que continuar la línea de linaje y entender lo que significa de verdad estar orgulloso de formar parte de esta organización". Una de cal y otra de arena. Un hombre capaz de mostrar la mayor de las lealtades a una franquicia para luego renegar de ella. Lo que pasó en los Cavs y lo que ha acabado pasando en Boston.
Tras el All Star, en el que compartió equipo con El Rey, el baloncestista se lesionó (el 11 de marzo) en un partido ante los Pacers. Ya no volvió. Sin él y sin Hayward, los Celtics se quedaron a un paso de las Finales. Cayeron en el séptimo partido de las finales de conferencia Este. Cómo no, ante los Cavs de LeBron. De nuevo, el maestro vencía al equipo del que fuera su escudero, aunque este vería la serie desde el banquillo (al igual que el resto de los playoffs).
De la esperanza a la catástrofe: la última temporada
La 2018/19 ha sido, salvo sorpresa, la última del base con los Celtics. Antes de empezar, el jugador volvía a hacer gala de sus vaivenes emocionales acallando rumores que le situaban en los Knicks y afirmando categóricamente que renovaría con la franquicia en julio de 2019, cuando sería agente libre. De nuevo su ex compañero LeBron volvía a acordarse del base: "El traspaso de Kyrie fue el principio del fin", afirmaba el alero, que iría mejorando la relación con la estrella a medida que avanzaba la temporada.
Durante el año, Irving conseguiría los mejores números de su carrera en rebotes, asistencias, robos y tapones, además de lanzar con un 40% en triples. Sin embargo, fue una temporada caótica para la franquicia verde. Crisis de resultados y de vestuario de nuevo con el base como protagonista. En enero, se convertía en el centro de atención por una bronca con Hayward en mitad de pista. Luego dijo que nunca cuestionaría a sus compañeros en público. Y de nuevo, se acordó de LeBron. "Era joven y cometí algunos errores", aseguró el base, que llamó al alero para disculparse.
En este punto, ya habían aparecido nuevos rumores de una posible salida. Su nueva buena sintonía con James le situaba, para algunos, en la órbita de los Lakers, mientras que los Knicks aparecían de nuevo como los favoritos en las quinielas para llevarse al base a partir de julio. El caso Anthony Davis reforzaría la creencia de que se marcharía del equipo. La por entonces estrella de los Pelicans no quería ir a Boston por miedo a que Kyrie abandonara el equipo.
Para rizar más el rizo, LeBron lo elegiría en su equipo para el All Star. Unos días después, Danny Ainge contraatacó diciendo que Irving y los Celtics se casarían a partir del 1 de julio. Sin embargo, una charla que se filtró con Durant en el Fin de Semana de las Estrellas sobre una posible marcha a los Knicks de ambos jugadores volvió a acrecentar los rumores.
En marzo, más informaciones. Irving se encontraba desconectado del grupo, y los Celtics, en plena crisis de resultados. El base, que aseguraba que nadie sería capaz de ganarles en una serie a 7 partidos, pidió disculpas por su comportamiento. Luego hubo más filtraciones que aseguraban que la estrella se sentaría a negociar con los Lakers en verano, y que estaría valorando la posibilidad de volver a compartir equipo con LeBron. Otra vez una de cal y otra de arena para un jugador con un talento igual de comparable a su impredecible cabeza.
Los playoffs le dejan en el ojo del huracán
La fase final era el examen definitivo. Los Celtics habían demostrado las dos campañas anteriores ser capaces de cambiar al chip en el momento clave del año. Pero este año las cosas serían diferentes. La serie ante los Pacers no dejaba grandes conclusiones, y tras la primera victoria ante los Bucks los aficionados del Garden se llenaban de esperanza. Hasta ahí llegó Boston. Del "soy un verdadero genio cuando se trata baloncesto" de Kyrie a cuatro derrotas consecutivas con el base firmando los peores números de su carrera en playoffs.
Esta derrota colmó la paciencia de muchos. "Los compañeros de Irving le harán las maletas", decía el analista Jalen Rose, que situaba a la estrella fuera de Boston. No le faltaba razón. Jaylen Brown ya lo había dejado claro: "No estábamos preparados para tanto circo". Rozier fue más lejos: "He sacrificado mi talento jugando con Irving". Mientras tanto, se hacían muchas lecturas de la catástrofe del equipo que hacían evidente que el base en ningún momento había sido la solución, y salían datos y más datos que indicaban como los Celtics mejoraban... sin él en pista.
La que fuera estrella de la Universidad de Duke rechazaba su player option de 21 millones y rompía con su agente, Jeff Weschler, con el que mantenía una relación profesional desde 2011. En otras palabras: sería agente libre. Los rumores ahora le sitúan en los Nets. La última filtración, de Jackie MacMullan, indicaba que al jugador no le gustaba vivir en Boston. La ciudad en la que ha pasado las dos últimas campañas y con la que decía tener una gran conexión. El periodista también hablaba de los problemas que ha tenido con Brad Stevens y Danny Ainge durante su estancia con los verdes.
Un nuevo capítulo de una estrella que está muy lejos de los Celtics y cuyos vaivenes emocionales esconden a uno de los mayores talentos que ha habido en los últimos años en la NBA. Un baloncestista que se quiso alejar de la sombra de LeBron, pero que no ha sido capaz, de momento, de liderar un proyecto en solitario. Una estrella capaz de lo mejor y de lo peor. Un jugador llamado Kyrie Irving.