En dos semanas el Real Madrid ha perdido fiabilidad y también tres de los cuatro encuentros que ha disputado. No son las mejores noticias para el Clásico.
El empate con el Celta y la derrota contra el Levante contienen algunos de los elementos del anterior Real Madrid, el que arrancó bajo sospecha en la Liga.
La respuesta de Hazard superó todas las previsiones. En el segundo tiempo pareció claro que era el jugador bandera del Real Madrid.
Casemiro, Modric, Isco y Karim Benzema lideraron el solvente triunfo coral del Real Madrid en Pamplona. Bale no se sumó a la causa pese a llevar cuatro partidos en la nevera.
El Real Madrid flaqueó durante 70 minutos. Zidane eligió una alineación novedosa en todas las zonas del campo, pero ninguna de las novedades ofreció buenas señales.
Vinicius y Lucas Vázquez forman parte de la engrasada máquina que ha forjado el entrenador francés. Solo falta Jovic.
No le hacen un gol al Madrid, que encuentra la manera de marcarlos en cada partido. Zidane rara vez repite la alineación, pero ajusta cada vez más el rendimiento de la plantilla.
El Real Madrid encuentra soluciones a todo tipo de dificultades, incluida la ausencia de su gran figura: Eden Hazard.
Todavía hoy, después de siete años en el Madrid, se habla de su potencial, prueba evidente de que no lo ha plasmado.
Tanto tiempo después, Casemiro es tan imprescindible que ha alcanzado una posición que sólo estaba al alcance de Sergio Ramos.
Sólo se puede hablar de gran éxito del equipo y de Zidane cuando se gana un torneo sin Hazard, Benzema y Bale.
El mal comienzo de la temporada del Real Madrid ha dado un giro de 180º. Uno de los grandes protagonistas en este cambio tan radical es Fede Valverde.
El equipo de Zidane le hizo al Getafe lo que el Getafe suele hacer: capitalizar los errores. Tuvo entereza, fiabilidad y máxima atención a los detalles.
Por volumen de oportunidades el Real Madrid mereció la victoria, pero Williams le sacó a Courtois la parada del partido. Y el gol anulado a Kodro requirió la intervención del VAR.
Los blancos quieren la Liga y lo demostraron. Al Barça le pesa el ocaso de la mayoría de sus mejores jugadores
Mestalla oficia de examinador de los grandes y nadie, en el centro del campo del Madrid, estuvo a la altura de Parejo. En el equipo de Zidane Vinicius y Bale dijeron muy poco.
Casemiro está a una tarjeta de cumplir el ciclo que le impediría jugar el Clásico. Sería menos problema si hubiera un recambio competente.
El Madrid abandonó los lujos de su partido ante el PSG y se entregó a la ética laboriosa para ganar al Alavés, un equipo con un compromiso irreprochable.
El equipo de Zidane parece decidido a acabar con el lánguido desempeño de los últimos años y brillar con el fulgor que se espera de un equipo su gran arsenal de recursos.
La buena respuesta del británico en los minutos que jugó ante la Real tiene menos que ver con el amor propio que con su manera de vivir el fútbol.
Un penoso ejercicio de gestión y comunicación de Luis Rubiales y José Molina coloca a Luis Enrique en una incomodidad nada deseable para el técnico.
Valverde, Hazard y Rodrygo son las tres buenas noticias. En LaLiga rara vez desde el éxito de la 2016-17 el Real Madrid jugó tan bien.
El brasileño es un caso muy extraño entre los jóvenes. No se altera, no se ofusca buscando el juego, no lo ve como la compleja ecuación que angustia a la mayoría.
Es un Madrid que ha perdido la ocasión de destacarse en una Liga donde sus principales adversarios no arrancan. El Madrid ni arranca, ni deja de arrancar.
El segundo partido entre semana del Real Madrid fue igual de sencillo que el primero
Página16