A Zidane no le define un modelo de fútbol. Le caracteriza su astucia para sobrevivir y ganar en condiciones extremas, con los pronósticos en contra.
Del empaque del Real Madrid ante el Liverpool se ocuparon tres centrocampistas maravillosos. Casemiro, Modric y Kroos gobernaron el partido con una autoridad fascinante.
Zidane diseñó un sistema ante el Eibar en el que la ubicación del balear, detrás de Benzema, fue significativa.
Partidos como el de mañana son perfectos para informar de las aspiraciones de esta generación. Tras el temblor ante Georgia, la Selección viene avisada.
España es un equipo muy prometedor que necesita espabilarse ahora tras el mal resultado ante Grecia.
El Madrid avanza, pero no ha adquirido la condición de favorito. Es un tapado, aunque eso contradiga su historia.
El Atalanta se midió con un rival que ha ganado 13 ediciones de la Copa de Europa y que nunca ha bajado de categoría, destino que jamás entrará en la cabeza de un seguidor del Real Madrid.
El Real Madrid recurrió ante el Elche al ingenio de Modric y Kroos, los arrestos de Casemiro y la sabiduría de Karim Benzema.
El brasileño estuvo en otro plano, tan por encima de todos que pareció colgarse el equipo a la espalda y tirar de él en todos los sectores del campo.
El empate entre el Madrid y la Real dejó varias noticias: la falta de prestancia de los blancos, la encomiable actitud de Casemiro y el buen futuro de la Real con jugadores como Guevara, Barrenetxea y Le Normand, entre otros.
Un gol de Mendy evitó que el Madrid se marchase con un empate a cero después de jugar 72 minutos con un hombre más. Sin Benzema, Zidane no encuentra un goleador de garantías.
Casemiro, Modric y Kroos arreglaron al equipo en el difícil partido de Zorrilla. El portero recupera su prestigio.
Quizá porque Casemiro, Modric y Kroos han conseguido la coralidad perfecta, los tres vuelven a disfrutar en el campo.
Zidane uso una variación del sistema ante el Getafe: tres centrales, un carrilero largo, un jugador sin adscripción, Modric organizando el juego y mucho movimiento por delante.
El Real Madrid necesitó en Huesca una remontada pura y dura y lo consiguió con un invitado especial: el talento balear. Bajo amenaza de tormenta crítica, fue el Asensio soñado.
Con el equipo hundido por los resultados, a Zidane no le quedará más remedio que, a partir de febrero, repetir la magia en la Champions.
Sus veteranos no tienen descanso. Modric, Kroos, Casemiro y Benzema son los mejores. No tienen sustitutos a su altura y se exprimen en un calendario infernal, sin descanso, con un alto riesgo de lesiones musculares.
El recorrido del equipo blanco en los últimos partidos señala una crisis que ha pasado de preocupante a grave.
La ecuación que hacen los que se enfrentan al Madrid es sencilla: descuentan al menos dotado para resolver situaciones ofensivas. Mendy llega mucho, pero soluciona muy pocos ataques.
Osasuna hizo lo que se esperaba, defenderse con energía y orden. El Madrid no se acercó ni de lejos a lo que se anticipaba.
El extremo mallorquín jugaba con la tensión baja y ahora amenaza de verdad, diferencia sustancial con su anterior versión.
El pequeño y vacío campo de Ipurua escenificó un partidazo entre el mayor portaviones del fútbol mundial por presupuesto y el equipo que representa a un pueblo de 30.000 habitantes.
La Liga es larga y pocos se acordarán de este partido, bien peleado por el Athletic y mal interpretado por el Real Madrid.
El Real Madrid confirmó su veloz crecida con una victoria inapelable, de gran valor en la clasificación de la Liga y de constatación de las posibilidades en el juego.
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