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Militao se inscribe en la estirpe categórica

Militao ha saltado en un mes cuatro de los más grandes peldaños del fútbol, que en el Real Madrid se convierten en cuatro casi infranqueables. De su etapa de jugador destinado al banquillo, situación que se prolongó durante un año y medio, ascendió a titular por accidente (le impulsaron las lesiones de Sergio Ramos y Varane), titular solvente, titular garantizado y bastión fundamental del equipo. Si el fútbol permite oportunidades y redenciones, la de Militao es una de las más fascinantes en mucho tiempo.

Su espléndido cabezazo abrió la victoria al Madrid sobre Osasuna, tan merecida como tardía en producirse. Militao embocó su remate en el minuto 75, cuando comenzaban las angustias habituales a estas alturas de la temporada. El Madrid pasó en ese instante a una posición casi perfecta en el campeonato. Un empate en el próximo Barça-Atlético de Madrid le permitiría ganar la Liga si vence en los cuatro últimos partidos.

Después de una temporada de perseguidor, el Madrid está al borde de la orilla en el campeonato. En la Copa de Europa su posición no es muy diferente. Tiene que ganar en Stamford Bridge, o empatar a dos goles o más con el Chelsea. No es un imposible. Lo difícil fue salir vivo del primer partido con el equipo inglés. Lo consiguió haciendo una llave defensiva en el segundo tiempo, después de exponerse a la catástrofe en el primero.

Éder Militao en el momento en el que remata un centro desde el córner que acaba convirtiéndose en el primer gol del Madrid contra Osasuna.
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Éder Militao en el momento en el que remata un centro desde el córner que acaba convirtiéndose en el primer gol del Madrid contra Osasuna.

Militao ha jugado un papel crucial en el reciente recorrido del Madrid. Su actuación contra el Liverpool fue impecable. Le sirvió para ganar confianza y para que se la tuviera el equipo, el entrenador y los aficionados. Desde ahí ha despegado hasta erigirse en el clásico central que despierta el entusiasmo en el madridismo, hinchada que gusta de los jugadores de clase y los centrales categóricos, caudillistas, de los que ganan partidos en las dos áreas y derrochan adrenalina.

El Madrid ha sido en los últimos 50 años el equipo de los Benito, Pirri (central en su última etapa), Hierro y Sergio Ramos, cuatro ejemplos de futbolistas diferentes en varios aspectos, pero similares en su contagioso arrastre, y en el caso de los tres últimos bandera del equipo cuando se les necesitaba para ganar partidos apurados y a veces trascendentales. No hay manera de disociar la historia del Real Madrid de los goles de Pirri, Hierro y Sergio Ramos, en remates de cabeza en la mayoría de las ocasiones.

De repente Militao recuerda a todos sus históricos predecesores. Actúa con una destacable firmeza defensiva, apoyada por la mezcla adecuada de potencia y velocidad. Anticipa y corrige. Apenas comete distracciones, defecto que tanto le castigó en sus pocas apariciones como titular en el último año y medio. Todo eso le resultaría suficiente para establecerse como un jugador de crédito en el Madrid, pero es su faceta atacante la que autoriza a pensar en Militao como un central de gran porvenir en el club.

Su influencia en el área contraria es cada vez mayor. Acude a los saques de falta y esquina para rematarlos con decisión y timing. Militao no cabecea: le encanta cabecear, sin importarle la oposición, ni el tráfico de gente en el área. Es un fenomenal especialista en el juego aéreo, y es posible que lo sea más como atacante que como defensa. A Sanchis, que era un defensa de mucha clase, también le encantaba cabecear en el área rival.

Militao parece que responde al modelo de central que hace buena o gran carrera en el Real Madrid. Nadie lo sospechaba, pero el brasileño ha despegado como un cohete y se ha convertido en una de las grandes historias de esta temporada.