La Selección regresa a la bruma

La Selección aparca hasta septiembre los partidos clasificatorios del Mundial 2022 y se prepara para la Eurocopa que se disputará en junio, según el enredado patrón de fechas que se ha establecido en la pandemia. La confusión que arrastra este tiempo también alcanza al fútbol. No sabemos muy bien en qué día estamos, ni en qué competición nos encontramos. A la Selección le ocurre lo mismo. El equipo emergió como un gigante en su goleada a Alemania, pero sale achicada de los tres últimos partidos (Grecia, Georgia, Kosovo).

No son tiempos estables para nada, ni para nadie. La mayoría de las selecciones más potentes –Francia, Alemania, Holanda, España-, se han movido de puntillas en este periodo clasificatoria. Victorias cortas, empates imprevistos, derrotas sorprendentes y cataclismos en toda regla: Macedonia Norte se impuso (1-2) en Alemania. Si Alemania, donde su Bundesliga está encabezada por el temible Bayern, sufre de esta manera, hay razones para pensar que el fútbol atraviesa una fase de bruma.

España sale de sus primeros tres partidos con dos victoria y un empate. No ha hecho el pleno y eso le obliga a enfrentarse a Suecia en una situación límite. Sólo se clasifica directamente el primero de cada grupo. Al segundo clasificado le espera una repesca feroz. En los tres partidos pasó malos ratos. Se estrelló contra el catenaccio griego y concedió el penalti del empate. El calvario en Georgia se resolvió en el último minuto, después de una mediocre actuación. Contra Kosovo, elevó el listón, pero la defensa fue vulnerable.

Morata, en una jugada del partido ante Kosovo.

Ha sido una semana con una virtud: somete a la Selección a un baño de realidad. Es un equipo joven, privado de algunos jugadores esenciales –Carvajal, Ansu Fati, Pau Torres, Sergio Ramos y Gerard Moreno- y lejos del potencial que se intuye en el equipo. No hay estrellas mundiales, pero la nota media es alta en un grupo abundante de jugadores, la mayoría en el trecho inicial de sus carreras.

El resbalón con Grecia afectó profundamente al equipo, que perdió confianza y ligereza. Se mecanizó, abandonó la creatividad y trasteó, en vez de jugar. Futbolistas que entusiasmaron frente a Alemania –Rodri, Gayà, Fabián y Ferrán- se disiparon. A Ferrán, espeso en los tres encuentros, le rescató el gol. Marcó dos, trascendentales a la vista de lo que ha sucedido.

A España le han pesado estos tres partidos. Tendrá que digerirlos y sacar consecuencias. No se puede permitir distracciones. Hizo concesiones ingenuas en los partidos, producto de una cierta ternura, explicable en algunos internacionales, que han saltado de la plataforma juvenil a la más alta del fútbol.

El potencial existe. Se demostró en los dos partidos contra Alemania. Las debilidades, también. Se ha visto contra Suiza, Ucrania, Grecia y Georgia. Es un equipo en construcción que necesita algo de tiempo y resultados que refuercen su confianza. Mientras tanto, la selección no anima al veredicto. Mezcla las buenas vibraciones con la mano blanda.