El francés y su gobierno de última hora

EI Madrid ha retomado una costumbre que anteriormente la resultaba muy reconocible. Vuelve a marcar goles de última hora, decisivos para mantenerse vivo en las competiciones. Nadie tiene tanto olfato como Benzema en este capítulo. Marcó el gol del empate en el derbi y los dos que permitieron la remontada frente al Elche. El segundo, sensacional, por cierto.

Benzema no es un gran goleador, pero sus cifras son consistentes. No es Cristiano Ronaldo, ni Lewandowski o Haaland, cañoneros de raza que asustan por sus cifras. Benzema es un excelente peso medio en este capítulo. Ronda o supera los 20 goles por temporada, no importa si el Real Madrid está bien, mal o regular.

Ahora que el equipo marca menos, Benzema mantiene sus cifras, o incluso las mejora. Las tres últimas temporadas han ofrecido la mejor versión del jugador francés. Sin Cristiano Ronaldo a la vista, se ha erigido en una notable garantía de gol y el único referente fiable del ataque madridista.

Los números dicen algo de Benzema, pero no le explican. Al contrario, reducen su amplísimo espectro de cualidades. Caza, pero no es un depredador salvaje. Es su juego lo que convierte en un futbolista muy especial, ahora en la cumbre de su carrera. Con 33 años, ha convencido a los escépticos y detractores. Sus partidarios están más entusiasmados que nunca.

Hay motivo para el nuevo consenso alrededor de Benzema. Sin su concurso, el Real Madrid parece la mitad. Con él en la alineación, respiran el equipo y los aficionados, y sobre todo Modric, Kroos y Casemiro, la terna de centrocampistas que ha cargado con el equipo durante los dos últimos meses. Benzema les abre una luz que suele estar apagada en la delantera.

Benzema controla un balón con la pierna izquierda durante el encuentro ante el Elche del pasado sábado.

Su contribución contra el Elche fue masiva, en un partido mal jugado por el Real Madrid y bien soportado por el equipo levantino. Zidane experimentó con una defensa de tres centrales y dos carrileros. No funcionó.

Convertido en extremo izquierdo, Mendy fue el jugador más adelantado del equipo en numerosos momentos, con una producción bajísima y problemas para resolver las cuestiones defensivas. Dio la impresión de que el Elche le flotaba deliberadamente. Tenía asuntos más preocupantes que resolver.

Quedó claro que el partido se iba a ninguna parte. El gol de David Calvo tuvo un aire de funeral para el Real Madrid, que recurrió al ingenio de Modric y Kroos, los arrestos de Casemiro y la sabiduría de Benzema. Con todo eso, nada está perdido. Y nada se perdió para el Madrid.

Primero con un cabezazo, categoría en la que el delantero francés es alguien, aunque no lo parezca- y después con un prodigioso zurdazo, precedido por el exquisito pase de pecho que le dejó Rodrygo, Benzema rescató al Real Madrid de un pozo sin fondo. Se escapaba la Liga a chorros.

Pocas horas después, sus dos goles colocaban al Madrid un poco más cerca del Atlético. Cinco puntos es una distancia considerable, pero accesible. Los aficionados más optimistas dirán que ni tan siquiera son cinco puntos: 4,99, porque el goal average particular favorece al Real Madrid.