Tan pendientes habían estado de la calculadora en el Espanyol que olvidaron que la única manera de salvarse consistía en ganar partidos. Decir mediocridad es ser generosos.
PorIván Molero
Tan pendientes habían estado de la calculadora en el Espanyol que olvidaron que la única manera de salvarse consistía en ganar partidos. Decir mediocridad es ser generosos.
El Espanyol se hunde tres metros más y sigue ampliando sus despropósitos. La salvación ya es más que una quimera con el calendario que llega.