Los Nets han arrebatado los focos a los Knicks en el verano que ha confirmado una resurrección milagrosa. El debut de Kevin Durant, eso sí, tendrá que esperar
Después de tres temporadas los Nets volvieron a los playoffs, un éxito improbable para una franquicia que venía de la más absoluta tierra quemada y a la que ni se imaginaba un camino de regreso cuando se puso a los mandos Sean Marks (febrero de 2016). Tuvieron un all star (D'Angelo Russell), un campeón del concurso de triples (Joe Harris), un aspirante a Jugador Más Mejorado hasta que se lesionó (Caris LeVert)...
42 victorias, 14 más que la temporada anterior y 22 más que en la 2016-17, balance positivo, sustito a los Sixers en el arranque de playoffs y la legitimación plena del estilo uptempo e inteligente de Kenny Atkinson, a bordo y de la mano de Marks en este proyecto milagro. Los Nets, por encima de todo, asentaron e hicieron correr por la liga las bondades de su nueva cultura: excelente desarrollo de jugadores, excelente equipo médico, inmejorables condiciones de vida y trabajo... El resto, el mercado y el barrio, ya lo tenían. En el epicentro de la capital del mundo, el gran golpe estaba listo.
En junio, los rumores de que los Nets estaban de verdad en el ajo de la caza mayor se materializaron, o eso parecía, cuando la franquicia largó a Atlanta el contrato de Allen Crabbe con el número 17 del draft para hacerse con el mucho más barato Taurean Prince y una segunda ronda. Los Nets estaban abriendo sospechosamente masa salarial, maniobra que siguió cuando volvieron a bajar en el draft para acabar con dos muy manejables en lo económico segundas rondas, bien invertidas en los prometedores (a largo plazo) Nicolas Claxton y Jaylen Hands. Pívot y base, especímenes muy físicos que van a las excelentes manos del departamento de desarrollo de estos nuevo Nets, que después dieron un golpe crucial con el que arrebataron a los Knicks los focos de la Gran Manzana y se convirtieron (más de 1.000 peticiones de abonos en menos de una hora tras ser públicas las noticias) en uno de los equipos del momento: Kyrie Irving cumplió su deseo de volver a casa y Kevin Durant el suyo de irse a Nueva York con el base. Sí, de verdad iban a jugar juntos pero, en lo que después se reveló secreto a voces en los vestuarios de la NBA, no iban a hacerlo en los históricos pero casi siempre desquiciados Knicks sino en los históricos pero casi siempre intrascendentes Nets.
Principales altas | Principales bajas |
Kyrie Irving |
D'Angelo Russell |
Kevin Durant |
DeMarre Carroll |
DeAndre Jordan |
Jared Dudley |
Taurean Prince |
Ed Davis |
Garrett Temple |
Rondae Hollis-Jefferson |
Wilson Chandler |
Alan Williams |
David Nwaba |
Allen Crabbe |
Henry Ellenson |
Treveon Graham |
Nicolas Claxton (rookie) |
Shabazz Napier |
Jaylen Hands (rookie) |
A partir de ahí, los Nets construyeron, visto y no visto, lo que es un roster muy renovado con DeAndre Jordan (40 millones para un íntimo de Kyrie y Durant, el negocio es el negocio), Garrett Temple, Wilson Chandler (suspendido 25 partidos por dopaje), David Nwaba... Un grupo más experto y duro en el que además siguen (el nuevo ADN net) Caris LeVert (estrena contrato de más de 52 millones, una apuesta made in Nets), Spencer Dinwiddie, Joe Harris y Jarrett Allen. De no ser por la terrible lesión de Durant en el quinto partido de las Finales, que podría dejarle fuera de las pistas toda la próxima temporada, los Nets se habrían convertido casi de la noche a la mañana en un aspirante absolutamente serio al anillo. Un proceso asombroso tras aquel traspaso maldito con los Celtics para hacerse con Paul Pierce y Kevin Garnett (12 de julio de 2013) que dejó a los Nets con un presente muy cuestionable... y literalmente sin futuro.
En los últimos tres años, Marks y Atkinson han dirigido un trabajo duro, silencioso, lleno de pequeños movimientos que muchas veces han corrido sin hacer ruido por la liga. Asumiendo contratos tóxicos para captar picks de draft, apostando por talentos con los que otros habían desistido, dejando margen a jugadores en busca de una oportunidad... Este equipo actual se gestó en salidas de perfil bajo y maniobras de aburrida arquitectura contractual. Por la marcha de Thaddeus Young se obtuvo a Caris LeVert, por Bojan Bogdanovic el pick que se invirtió en Jarrett Allen, por asumir el contrato de DeMarre Carroll se pudo elegir después a Musa y Kurucs y manejando los contratos de Mozgov y Dwigth Howard se acabó con D'Angelo Russell, enviado ahora en un sign and trade que les ha dado a Kevin Durant y una primera ronda protegida de los Warriors. Los actuales Nets son Kyrie y Durant y el verano mágico de 2019. Pero su inicio hay que trazarlo mucho más atrás, en un trabajo dificilísimo e impecable de Marks y Atkinson. Un nuevo inicio y una nueva cultura. Y después, con cada átomo de suerte ganada a pulso, la revolución de la Gran Manzana y veremos si de la NBA.
Los Nets no han confirmado de forma totalmente oficial que Kevin Durant (fractura del tendón de Aquiles en el quinto partido de las Finales) vaya a perderse toda la temporada, pero lo normal sería que así fuera tal y como confirmó el propio el propio Sean Marks. O que si regresa, una opción lejana, lo haga con una necesidad de rodaje que el calendario apenas le va a permitir. Con KD sano y Kyrie, los Nets habrían sido favoritos instantáneos, al menos tanto como cualquiera, a jugar las Finales en representación del Este. Sin KD, deberían mantener el billete de playoffs y moverse en algún lugar que ahora es difícil de determinar entre los cocos (Bucks y Sixers) y el furgón de cola que suelen ser los puestos séptimo y octavo de la Conferencia débil.
Con Atkinson, los Nets seguirán siendo rápidos, atractivos, competitivos e inteligentes. Kyrie debería encajar como un guante en un sistema en el que LeVert y Dinwiddie también se crean sus tiros, Joe Harris es el francotirador de guardia y hay que resolver nuevas dudas, después de tanto cambio, en el juego interior: Jarrett Allen parece con 21 años un DeAndre más fiable que el propio DeAndre Jordan ya con 31, aunque sus galones y su amistad con los peces gordos valdrán, seguramente, la titularidad. Como cuatro abierto, el puesto a priori de Durant en el plan de Atkinson, Kurucs cumplió de maravilla como rookie y Taurean Prince parece una versión más joven de DeMarre Carroll. Temple y Wilson Chandler refuerzan la rotación en las alas de un equipo que ha mantenido a un favorito de su público como Theo Pinson y que tendrá que integrar a los nuevos en una cultura que abrazaron a las mil maravillas D'Angelo, Dudley, Davis, Carroll... los que ya no están. Esa exigencia, a la espera de Durant, pondrá la lupa sobre un Kyrie sin excusas, que hasta ahora ha querido irse de las dos franquicias en las que ha jugado (Cavs y Celtics) y que ha salido muy tocado del fiasco de unos Celtics que él lideraba. Ahora está en casa, tal y como deseaba. Y los Nets están entre la nobleza del Este apenas un lustro después de malvivir sin, aparentemente, esperanza ni futuro. Una obra de arte de Marks y Atkinson, los padres de la reconstrucción imposible.