Un equipo para dejarse el alma

Doha celebra desde este viernes hasta el 6 de octubre unos extraños Campeonatos del Mundo de atletismo, tan atípicos por las fechas otoñales como por el contraste de temperaturas. Por un lado, un estadio enfriado con aire acondicionado y, por otro, las pruebas de ruta bajo un calor y una humedad extremos que obligarán a competir en horarios nocturnos. Los maratonianos y los marchadores aprovecharán al menos esta experiencia para Tokio 2020, que presentará unas condiciones climáticas similares. Existen serias dudas sobre si podrán sacarse más conclusiones para los Juegos Olímpicos. Hasta circulan discursos que sostienen precisamente lo contrario, que el atleta que brille en Qatar lo tendrá difícil en Japón, por una cuestión de ciclos de preparación y de picos de forma.

España acude con un equipo formado por 27 hombres y 11 mujeres, un llamativo desequilibrio, si bien es cierto que algunas de las perlas femeninas aún están en crecimiento: María Vicente, Jaël Bestué, Sara Gallego, Salma Paralluelo... Superar el botín de Londres 2017 está a tiro, porque entonces la Selección regresó por primera vez vacía de medallas, aunque con cinco finalistas. En Pekín 2015 sí hubo un oro de Miguel Ángel López, pero sólo dos finalistas. En los baremos del atletismo, la cita británica transmitió mejor sensación. Es opinable. Los pronósticos para Doha son más optimistas, con un tope de tres o cuatro podios.

Hay tres españoles en el top-3 del ranking mundial, y seis en el top-8. Apunten una o dos medallas de la marcha, una de Orlando Ortega, otra de Javier Cienfuegos... Y ya puestos a divagar: el competitivo Adel Mechaal, el bravo y carismático Fernando Carro, el reencuentro de Ana Peleteiro... Soñar es gratis. Pero, al margen del resultadismo, la preocupación de Raúl Chapado, el presidente de la RFEA, es que los atletas “se dejen el alma”. Sólo así llegará todo lo demás.

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