El Real Madrid agoniza en el infierno de Atenas

Los días previos no auguraban nada bueno. El lunes se conoció que Facundo Cam­pa­zzo, ese argentino que, junto a Luka Doncic, ha logrado tapar la ausencia de Sergio Llull durante lo que va de temporada, tenía que pasar por el quirófano y causaba baja para toda la eliminatoria. Poco antes, el pasado jueves, Dimitris Giannakopoulos había anunciado que el Panathinaikos abandonará la Euroliga en la próxima campaña. El excéntrico patrón, coleccionista de escándalos y polémicas, tiene prohibido presenciar los partidos en directo, pero ignoró la sanción por segunda vez y asistió a la grada del OAKA. El ambiente del pabellón griego, usualmente calentito, subió de temperatura en los prolegómenos, con una sonora pitada del público a los árbitros y al himno del torneo europeo.

El Real Madrid conocía todas estas circunstancias, la particularidad del escenario, pero no encontró la fórmula para aislarse y comenzó aturdido este primer partido de cuartos, el play­off que da acceso a la Final Four, tan fuera de sí que encajó un 20-0 de salida. Irreconocible. Luego reaccionó, llegó acercarse 29-21 en el segundo cuarto, pero sólo fue un espejismo. El Panathinaikos zarandeó sin piedad a un Madrid cariacontecido e impotente: 95-67. Los griegos sólo han perdido dos partidos esta temporada en casa, ambos en Europa y de forma muy ajustada. Aún resta otro encuentro en el infierno de Atenas, este jueves, antes de comparecer en el Palacio de Deportes la próxima semana. La cosa no pinta nada bien, pero el sistema de playoffs tiene una cosa buena: una derrota te puede dejar agonizante, pero no te mata.

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