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Bloodborne

Bloodborne

Bloodborne, guía completa - Consejos

Plántale cara a la decadente locura victoriana de Yharnam, encuentra los puntos débiles de todos los enemigos y siéntete un poco más seguro en el nuevo universo de FromSoftware con nuestra guía.

Consejos

No te creas una palabra de la rumorología que ha rodeado el juego: la dificultad no ha bajado en absoluto. Se mantiene al nivel de la primera entrega “Souls” y todo aquello que creas que ha sido reemplazado por algo más accesible es una mera ilusión.

Mide cada paso y aprovecha las funcionalidades online que te mostrarán consejos de los jugadores. Cada uno incluye una puntuación para que te hagas una idea de su veracidad… tómalo como un deber.

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Esmérate en la exploración. Cada combate es un auténtico suplicio, pero tu recompensa puede estar al otro lado del callejón: un arma (que son dos si contamos su conversión) que te puede hacer la vida un poco más fácil en Yharnam.

Anda despacio y olvídate de los desplazamientos fugaces, a no ser que sean huidas. Tu vida se verá cuestionada, literalmente, a cada metro. Dar un paso y mover la cámara a izquierda y derecha, como si te quisieras recrear con el motor gráfico, es una de las mejores cosas que puedes hacer para que las amenazas no te pillen desprevenido.

Si eres un novato en los juegos de From Software, te recomendamos que completes la aventura junto a un compañero aprovechando esta función online. Dos siempre mejor que uno, aunque eso sólo hará que las cosas pasen de ser imposibles a desquiciantemente difíciles.

Los atajos te salvarán la vida en más de una ocasión, créenos. De ahí que valga tanto la pena explorar cada escenario. Te decimos lo mismo en los escenarios ocultos que pueden ser visitados si, repetimos, te dedicas a explorar: están plagados de secretos, tanto buenos como malos.

La distancia es tu mejor aliada si vas a usar las armas de fuego. Adquieren mayor protagonismo aquí, por lo que te conviene aprovechar esos metros extra ahora que ya no eres aquel caballero de la espada y el escudo.

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