Dicen que Messi se va. Habrá que verlo. Los mejores jugadores siempre vuelven desde donde nadie regresó.
Encontrar un defensa central de garantías es como dar con un unicornio. El propio Madrid sufrió en sus carnes esa travesía por el desierto durante años con un sinfín de experimentos fallidos hasta la llegada de los Ramos, Pepe y Varane.
Pedri todavía juega con esa insolencia y naturalidad del que no tiene mayor aspiración en la vida que divertirse.
Admito que me cautiva su carácter hermético y tan poco dado al histrionismo. Esa sobriedad salpicada de dedicación y tranquilidad en todo lo que hace.
El Madrid necesita comenzar una nueva etapa. No volver la hoja del calendario hasta Lisboa. Y Carletto es un poco eso: cambiar todo para que nada cambie.
Solo queda esperar un milagro pucelano, que Zidane se quede, criogenizar a Modric y fichar a Mbappé. Pero sin prisas.
Hazard es un romanoff: anda por las calles de otra ciudad como un príncipe destronado.
Valverde es vieja escuela. Es no alzar la voz, es dejar que tu trabajo hable por ti, es no arrugarse. Es que no nos importe el nombre de su representante...
No basta con apilar el talento. Hay que saber gestionarlo. Es un ejercicio de diplomacia y de pasamanería de egos.
A veces hay que saber despedirse, por doloroso que sea, para que te puedan echar de menos.
Con Modric la afición blanca actúa como ese niño que descubre de repente que su padre no va a estar ahí para siempre y se obsesiona con el tema.
Observas a Mendy en el campo y nunca sabes qué puede suceder a continuación.
Con tantas vueltas y cesiones de Odegaard (serían ya cinco temporadas a préstamo), siento que es un jugador sin ningún tipo de arraigo en el club blanco.
La plantilla está ahora separada en dos bloques: los de siempre y los de nunca. Solo el ausente Rodrygo parece transitar entre esas dos aguas.
Dejar a Heurtel en Estambul es una decisión que apesta a miedo e inseguridad. Si te quieres desprender de un jugador con urgencia, déjale ir.
Zidane lo tiene claro: para llegar lejos hay que saber sufrir. Supongo que es lo que toca.
Con Hazard sucede como esas cosas especiales que reservas y nunca llega ese momento.
A partir de los 30 años, cualquier jugador empieza a estar bajo sospecha.
Tienes unos minutos en el aire que te pueden dar gloria, dinero y fama. Si no los estrujas, adiós.
El madridismo, por fin, empieza a creer que hay material del Halcón Maltés en Vinicius.
De pequeño soñaba que el tiempo pasaba y mi sello de Laudrup se convertía en una rareza valiosísima, codiciada por coleccionistas de todo el mundo.
A mí me gusta ver jugar a James porque cuando él está en el campo ocurren cosas: un pase al hueco, un disparo que solo ve él, un centro a medida ...
Cuando eliminan a Simeone, la culpa es de Simeone. Cuando eliminan a Guardiola o a Setién, adalides del buen fútbol, la culpa es de la directiva...
Campazzo se ha colado en la élite sin pedir perdón ni permiso, sacando todo el rédito posible a su 1'78 raspado.
Con el agua al cuello, puso por sorpresa en Estambul al hasta entonces inédito Rodrygo. En uno de los estadios que más imponen.
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