El Madrid no espera a nadie
Tengo pocas cosas claras en la vida: que el Real Madrid no espera a nadie es una de ellas. No es una crítica ni es un elogio. Simplemente es la constatación de un hecho. El Madrid es el director de casting más cruel. No concede segundas oportunidades. Pestañeas, tartamudeas y estás fuera sin saber cómo ni por qué. A veces incluso con una hoja de servicios intachable. Que le pregunten a Keylor Navas o a Reguilón. ¿Injusto? Esto es el Madrid, chico. Este club es un purasangre. Te puede llevar muy lejos, muy rápido. Pero si pierdes el estribo, si te empujan o te caes, te va a llevar arrastrando y comiendo tierra. Y nadie te va a ayudar a subirte de nuevo. Pensaba en esto viendo en la selección a Canales. En aquella pretemporada de Mourinho se llevaba todos los elogios. La gran esperanza blanca. Debutó como titular en la primera jornada en un empate contra el Mallorca. No brilló. Luego se hizo un esguince fuerte. Apareció en escena Özil. Y ya no volvimos a saber nada de Canales. Visto y no visto. Tuvo la oportunidad, apenas unos segundos, y cuando se quiso dar cuenta ya estaba fuera del equipo. No hizo nada mal. Pero no le dio tiempo. Es como ser humorista e ir de invitado al programa de Letterman. Tienes unos minutos en el aire que te pueden dar gloria, dinero y fama. Pero si no estrujas cada segundo, si no estás inspirado, adiós.
Otro ejemplo: Lopetegui. Llegó tarde, con la camisa asomando en su maleta hecha a oscuras en Krasnodar. Intentó varias cosas a la vez, dudó, paliza del Barça y en noviembre ya estaba fuera. ¿Benítez? Ídem de lienzo. No es que tuvieran toda la culpa. Es que en el Madrid, como en Interstellar, el reloj corre mucho más rápido. Por eso me tiene preocupado Odegaard. Bien es cierto que el Madrid lleva cocinando a fuego lento su llegada. Pero su inicio está siendo dubitativo entre problemas con su rótula, una pretemporada atípica y ahora esta inoportuna lesión de un mes con su selección, perdiéndose el Clásico. Tampoco se le ve plenamente integrado ni con una posición muy clara en el campo. Nada de esto sería demasiado preocupante si no estuviéramos hablando del Real Madrid. Hace poco leía que los primeros diez minutos de cualquier cosa siempre son lo peor. Que es importante perseverar. Y estoy de acuerdo. El problema es que el Real Madrid no te da un cuarto de hora. Aquí se busca a un Señor Lobo, alguien que solucione problemas y que te diga: "Estoy a 30 minutos; llegaré dentro de diez".