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Dicen que Messi se va. Otra vez. Esta ocasión parece más en serio, sin burofaxes mediante. Aunque no me fío. Que al final uno se ilusiona, hace planes y luego termina el verano viendo cómo el argentino da marcha atrás en chanclas en su casa y acaba marcando 40 goles de blaugrana en la siguiente temporada. No, no te puedes fiar de Messi. Son muchos años ya tragándome amagues, paradas en seco, recortes y pases traicioneros por la espalda. Muchos partidos metiéndome en Wikipedia para asegurarme de que va cumpliendo años y que en realidad no es un vampiro. A Messi no le puedes dar un metro ni aunque esté sin contrato. Solo me fiaré cuando lo acompañe personalmente al avión y vea cómo lo suben atado a una camilla y con un bozal como a Hannibal Lecter. Solo así podré descansar.

Hay que atribuir cierto mérito a Laporta, que por lo visto aspiraba a mantener al deportista mejor pagado del planeta en plena crisis mundial con el dinero de la cesión de Trincao. No se explica de otra manera qué ha estado haciendo todo este tiempo la directiva del Barça, aparte de cargar más las alforjas en este viaje hacia el precipicio con nuevos fichajes. Se puede hablar de la herencia recibida y de ingeniería financiera, pero también del elefante en la habitación. El club alude a "obstáculos económicos y estructurales", una de esas frases que siempre quedan bien cuando las dices en alto. Que te sirven lo mismo para explicar la caída de la URSS en un examen de Historia como para contar a tus socios que no puede continuar el mejor jugador del mundo. Pero que suenan a hueco.

Al final los grandes rivales, tanto héroes como villanos, esos que por momentos parecieron invencibles, siempre acaban cayendo por los motivos más insospechados y azarosos. Si a Al Capone lo tumbó la evasión fiscal, o a Aquiles una vulgar flecha en el talón, a Messi lo ha terminado sacando del Barça la masa salarial. Cada vez que alguien menciona a Masa Salarial, yo me imagino a un Hulk verdoso, vagando y sembrando el pánico por los despachos de los equipos de fútbol. Un Hulk con gafitas de contable y calculadora de esas con rollito de papel incorporado, cuyo superpoder consiste en hablar de amortizaciones pendientes y que lleva siempre una due diligence bajo el brazo. El fútbol también era esto. Dicen que Messi se va. Habrá que verlo. Los mejores jugadores siempre vuelven desde donde nadie regresó.