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Luces (y sombras) del Madrid

Ocurra lo que ocurra este sábado, la del Real Madrid habrá sido una temporada más que digna en medio de un año convulso. Acabar el curso en blanco no siempre es sinónimo de fracaso. A veces morir en la orilla es lo que te permite desarrollar pulmones y llegar unos metros más lejos la próxima vez. Siempre recordamos las cuatro Copas de Europa ganadas, pero nunca las 4 semifinales perdidas ante otros equipos grandes (Barça, Bayern, Borussia y Juventus). Hay que respetar y creer en el proceso. Por eso, sin caer en los oportunismos y dramatismos habituales post-derrota, tal vez ahora sea un buen momento para hacer balance de lo que ha sido el año, con sus luces y sus sombras.

Sombras: la no resurrección de Isco y Marcelo, la mejorable gestión del talento joven, la camiseta rosa (y esas desconcertantes medias negras con uniforme blanco), el naufragio del 5-3-2 en Stamford Bridge, el tiro a puerta de Vinicius (cada vez que efectúa un disparo consigue impactar en un rival, se resbala, da a una viejita cruzando el paso de cebra o rompe una ventana; empieza a ser preocupante), el Alcoyanazo, el escaso rigor físico en algún tramo, los casos Odegaard & Jovic (no puedes quedarte sin dos caballos a mitad de cruzar el río), el guadianismo de Asensio, la escasa luz en la continuidad de Ramos, Zidane o Lucas, la fatalidad de Carvajal con las lesiones, el fiasco en la comunicación de la Superliga y todo lo relacionado con Hazard.

Courtois, una de las luces del Madrid este curso.
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Courtois, una de las luces del Madrid este curso.JON NAZCAREUTERS

Luces: Courtois, la irrupción de Militao (aunque cuidado con esa ligereza de comparar 10 temporadas espléndidas de Varane con 2 meses buenos de Eder), la vuelta a unas semifinales de Champions, pelear la Liga hasta el último partido, Mendy en la banda izquierda como Alcatraz: una roca en medio del mar de la que nadie escapa, Karim manovendada Benzema (y su infravalorado gol de tacón ante el Barça), la buena cara ofrecida y el excelente balance conseguido ante equipos grandes, la polivalencia de Lucas Vázquez, la eterna línea Maginot: Modric-Kroos-Casemiro, el mejor Nacho de vuelta, la solvencia de Antonio Blanco y las maneras de Miguel Gutiérrez y la posible incorporación de Alaba.

Ahora solo queda esperar un milagro pucelano, que Zidane se quede, criogenizar a Modric y fichar a Mbappé. Pero sin prisas. Lo bueno que tienen los asuntos urgentes es que si esperas los suficiente, dejan de ser urgentes. Ha sido un buen año.