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Las expectativas son peligrosas. Cuentan que antes de ir a jugar la Copa Mundial de México 86, Bilardo les dijo a sus jugadores: "Muchachos, en la maleta pongan un traje y una sábana. El traje lo usamos cuando bajemos del avión con la Copa del Mundo. Y la sábana por si perdemos y tenemos que irnos a vivir a Arabia, porque acá no vamos a poder". Este Madrid parece que siempre viaja con un traje y una sábana en el equipaje. El traje se lo pone en citas importantes (San Siro, Camp Nou o Sánchez Pizjuán) y la sábana la reserva para el Shakhtar, Alavés o Cádiz, partidos tras los que es mejor taparse durante toda la semana. No existe el casual friday en este Madrid.

Esta semana para los de Zidane es de traje o sábana. De poder quedarse fuera de Europa antes de Navidad y dejar vía libre a un Atleti en escapada, o de poder acabar como líder del grupo de Champions y dar un golpe de autoridad en la Liga. Y lo peor es que cualquier cosa sería lo esperable. Porque este Madrid ciclotímico un día parece serio, responsable y cabal, con un plan y una hoja de ruta, y al día siguiente te pregunta conduciendo en dirección contraria si has bailado alguna vez con el diablo bajo la luz de la luna.

Confieso que hay muchos aspectos que no entiendo de este Madrid. No entiendo que Marcelo parezca un jugador inutilizable con solo 32 años, no entiendo la involución de Asensio, no entiendo nada de lo que intenta, piensa o ejecuta Vinicius, no entiendo el rol de Odegaard, no entiendo por qué tengo la impresión de que Jovic se ha contagiado del COVID tres veces, no entiendo qué sucede con Hazard desde que llegó, no entiendo por qué parece que el puesto de lateral derecho está maldito, como si bajo esa banda hubiera un cementerio indio, no entiendo qué hacen Brahim en Milán o Reguilón en Londres y no entiendo en qué momento Isco se perdió la pista a sí mismo y ahora, barbudo, greñudo y desorientado como uno de Lost, parece que en cualquier momento va a zarandear a un compañero para decirle que tienen que volver a la isla.

Este Madrid hace luz de gas a sus aficionados. Pero Zidane tiene clara una cosa: para llegar lejos hay que saber pasarlo mal. Nadie llega a nada sin sufrir. Y últimamente parece que se quiere ganar sin esa parte. Pasó con el Atleti a principio de temporada, cuando se empezó a cuestionar (una vez más) a Simeone. Algunos quieren ganar en Anfield en marzo, ir líderes en diciembre y deslumbrar en septiembre. No, desde luego que no entiendo cosas del Madrid. Pero supongo que es lo que toca. El otro día a Sergio Busquets le preguntaban tras perder que por qué les ocurría lo que les ocurría. Y con una sonrisa sardónica dijo que no lo sabía porque, si lo supiera, intentaría que no ocurriese. Nadie sabe nada. Por eso es útil meter en la maleta un traje y una sábana. Por lo que pueda pasar.