¿Dónde están los secundarios?

Hubo un tiempo en el que jugar en el Real Madrid estaba muy caro. Recuerdo la final de Champions en Cardiff contra la Juventus. Se quedaron fuera de la convocatoria, entre otros, James, Pepe o Lucas Vázquez. La ausencia del gallego en un partido de tal envergadura, siendo un jugador tan del agrado de Zidane, nos da una idea bastante clara de la profundidad y la competencia que había en aquella plantilla. Y de la confianza que mantenía el entrenador francés en cada uno de sus jugadores. Fue el año de la famosa Unidad B. Y todavía daría tiempo para ganar otra Champions.

Mantener aquel plantel era bastante insostenible. Poco a poco se fueron marchando secundarios de lujo que querían más minutos (o mejores contratos), como Morata, Kovacic, Pepe, Danilo o James. Cristiano se fue. Bale también. Otros como Marcelo o Isco, imperiales durante aquella temporada, atraviesan un bache de forma y confianza. Pero el resto se mantiene. Del once inicial de la final de Cardiff, salvo Keylor y Cristiano, estarían todos los demás disponibles para jugar el fin de semana que viene. El problema del Madrid es querer seguir aspirando a todo con esos mismos jugadores, cuatro años después, sin Cristiano y sin rastro de una Unidad B que dé descanso y limpie el paladar al equipo.

Odegaard, esta temporada.

Se echa en falta un paso adelante de esos otros jugadores que oxigenen las piernas y las ideas de los Modric, Casemiro, Carvajal o Benzema, y que ofrezcan algo distinto y nuevas soluciones en partidos-trampa que se le están atragantando ahora mismo al Madrid. E incluso que sirvan para amenazar ciertos puestos y poner caras algunas titularidades. Pero no hay ni rastro de ellos. La plantilla está ahora separada en dos bloques: los de siempre y los de nunca. Solo el ausente Rodrygo parece transitar entre esas dos aguas y gozar de suficiente confianza. El resto ni está ni se le espera. Además, las lesiones de Odegaard, Militao, Odriozola, Jovic o Mariano (o incluso el año pasado de Brahim) parecen tener mucho más peso que las de Hazard, Asensio u otros a la hora de volver al equipo. Penalizan más. Al igual que los malos partidos. Este Madrid necesita urgentemente volver a tener fe en sus actores secundarios. Son los que hacen que la película pase de ser buena a ganar premios.