El Brest ha hecho historia con muy poco
Aunque aún opta a acabar entre los ocho primeros, el cuadro de Éric Roy afronta sin presión el duelo ante el Real Madrid. Sus últimos resultados en la liga francesa también le han dado tranquilidad.
Un partido para disfrutar. Para el Brest, la visita del Real Madrid supone una fiesta, y aunque es cierto que los puntos en juego son importantes para intentar acabar en el Top-8, los bretones sienten que, habiéndose asegurado la presencia entre los veinticuatro primeros, ya han superado todas las expectativas en la competición. Incluso su situación en la liga francesa, que hace algunas semanas era preocupante al encontrarse relativamente cerca de la zona baja, ya les da mucha más tranquilidad: han ganado los tres últimos partidos y han sumado 15 de los últimos 21 puntos en disputa, situándose ahora mismo en la octava plaza, mucho más cerca de Europa que del descenso. En este sentido, el triunfo del pasado domingo en el campo del Le Havre por 0-1 con gol de su delantero centro Ludovic Ajorque -que, curiosamente, no se ha estrenado en la Champions pese a haber sido titular en seis de los siete choques- les dio el estado de ánimo perfecto para prepararse para el histórico choque frente al campeón de Europa.
Una casa ajena que sienta bien. Puede parecer extraño, pero el Brest, cuyo estadio sí cumple los requisitos de la liga francesa, no puede jugar la Champions en su terreno de juego y en cambio sí en el de una población mucho más pequeña, Guingamp. Ambos municipios están separados por poco más de 100 kilómetros y este desplazamiento no ha impedido que en los tres encuentros que ha jugado allí el equipo de Éric Roy haya dispuesto de un gran ambiente a su favor. En el primero venció por 2-1 al Sturm Graz. En el segundo empató 1-1 con el Bayer Leverkusen. Y en el tercero derrotó al campeón neerlandés, el PSV Eindhoven, por 1-0. Acabar la fase invicto como local sería una auténtica hazaña.
Limitaciones y virtudes. La derrota ante el Shakhtar del pasado miércoles impidió que el Brest dependa ahora de sí mismo para acabar en el Top-8. Fue un partido que evidenció las debilidades del cuadro galo, que sólo consigue competir de verdad en este nivel cuando rinde al máximo de sus posibilidades. Chardonnet, su capitán y buque insignia, cometió un error con el balón que provocó el 1-0. Suele ser el central más fiable de la plantilla, pero destaca más defendiendo el área. El 2-0 antes del descanso prácticamente sentenció el choque. A remolque, a los de Roy les costó mucho generar. Algo muy similar a lo ocurrido en su otra derrota en la competición en Barcelona: primeros diez minutos más que solventes y una gran sensación de inocencia tras encajar el 1-0. Es evidente que sus opciones crecen cuando consiguen aguantar con la portería a cero muchos minutos, porque son peligrosos con espacios. En ese escenario, Sima es un jugador rápido, y Ajorque tiene una gran capacidad para ganar el balón por arriba y aguantarlo hasta que lleguen sus compañeros. Las apariciones de segunda línea de Mahdi Camara o el buen golpeo a balón parado de Romain del Castillo son otras armas importantes del equipo.
Buen rendimiento sin el mejor. Probablemente, el jugador de más nivel de la plantilla sea Pierre Lees-Melou, un medio centro de larga carrera en el Niza y que llegó a jugar en la Premier League con el Norwich City. Desde su lesión a finales de noviembre, sólo jugó 7 minutos en un partido de Copa contra el Nantes el 15 de enero. Pese a que se intuía que el equipo le echaría de menos por su gran inteligencia táctica, lo cierto es que Roy ha logrado que el Brest haya conseguido buenos resultados sin él, con Magnetti y Edimilson Fernandes formando pareja habitualmente en esa zona.
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