De la promesa de la Champions a cambiar el escudo

Valladolid

Después de la comparecencia de Ronaldo Nazário, donde conocía de antemano las pregunta,s lo que quedó muy claro es que va cambiar el escudo de Real Valladolid sin haber consultado previamente a los abonados. Comentó que era una estrategia de marketing, y yo me pregunto: ¿Qué le pasa al actual escudo? Dijo, en dicha comparecencia, que el club no tiene rival en las redes sociales en Segunda, y que en Primera, a veces, está por encima del Real Madrid y el  Barcelona. Entonces, ¿por qué lo hace? ¿Como beneficiaría el cambio? ¿No hubiera sido más prudente consultar a los abonados previamente y que ellos opinaran, tras dar a los abonados la opción de votar entre el diseño actual y el nuevo diseño, explicando bien los motivos de dicho cambio? El Real Valladolid no son solo futbolistas, entrenadores, directivos, nuevos proyectos de ciudad deportiva... Hay una masa social que está detrás de estos colores, un sentimiento pucelano que disfruta con las victorias y sufre con las derrotas. Ellos forman parte también del Real Valladolid y son una parte de ese escudo que está dispuesto a cambiar.

Desde la llegada de Ronaldo Nazário, en el Real Valladolid se crearon unas ilusiones muy elevadas, y eso provoca que en ciertos momentos la impaciencia de los aficionados gane a la tranquilidad. Los nervios vencen a la calma, y eso en la parte decisiva de la temporada puede ser peligroso. El presidente está acompañando al equipo, tanto en los partidos del José Zorrilla, como en los que disputa fuera de casa. Entonces, ¿cuál es el problema? Gran parte de la afición pensó que cuando Ronaldo dijo que en cinco años el club iba pelear por entrar en puestos Champions League, iba ser un camino fácil y sencillo. Prometió ser el Villarreal de Fernando Roig, y la realidad es que ahora mismo se encuentra en Segunda luchando por volver a Primera. Pero, no nos equivoquemos, Ronaldo Nazário ha tomado muchas decisiones, algunas muy buenas y otras menos. Gestionar un club histórico como este no debe ser nada fácil, y mucho menos si eres un icono mundial del fútbol, porque la gente te va exigir la excelencia. La afición esperaba muchísimo más a estas alturas que estar luchando por ascender, el proyecto de una ciudad deportiva, el lavado de cara de estadio y Anexos, la creación de un equipo femenino...

En lo estrictamente deportivo, a mayoría de los equipos de la Liga SmartBank rubricarían una temporada como la que lleva hasta ahora el Real Valladolid. En 37 encuentros disputados, ha ganado en 20, empatado 9 y perdido 8, ahora mismo es tercero a un punto del ascenso directo y a dos de ser el líder a falta de cinco partidos. A unos les gustará y a otros no, es lógico, porque este es un deporte de opiniones. Muchas veces, el fútbol es caprichoso e injusto. Si vemos el último partido frente al Mirandés, el Pucela no mereció llevarse los tres puntos, pero en muchos otros fue muy superior y sólo pudo llevarse un mísero empate. Los números dicen que el Real Valladolid, salvo accidentes muy puntuales con derrotas dolorosas, está haciendo la temporada que casi todos esperábamos.

Muchos aficionados nunca están contentos. Si se gana jugando mal e injustamente, dicen que así no se va a ningún lado y es imposible ascender. Si se juega fantásticamente bien y el equipo es muy superior, pero no se gana, opinan que jugar bonito en Segunda es absurdo y lo que importa es ganar de cualquier manera y ascender cuanto antes. Ganar, incluso cuando no lo mereces, es lo que hacen los equipos grandes, porque son efectivos y aprovechan las ocasiones que tienen para lograr su objetivo. Cuando veo los partidos del Eibar y el Almería no veo el fútbol brillante del Brasil de Pelé, y a ellos también les cuesta sacar sus partidos adelante.

Poco o nada se está hablando del partido frente al filial de la Real Sociedad, y eso es muy peligroso a estas alturas de la película. El equipo está luchando por ascender a Primera y en eso debe focalizarse en estos cinco encuentros que quedan, con el apoyo de su maravillosa afición, que nunca falla cuando el equipo más lo necesita. Si algo debe quedar claro en la comparecencia de este jueves es que no ascender sería terrible, ya que se pasaría de disponer de 50 millones, a contar tan solo con 15 millones para luchar por el mismo objetivo. Debería hablarse más del partido frente al Sanse, que es una auténtica final, que de otros temas. Mucho me temo que al aficionado del Pucela no le consolará, ser el campeón de las redes sociales y no ascender a Primera División al final de la temporada.

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