El atletismo se hace joven

En los días previos a los Campeonatos de Europa de pista cubierta, los reportajes se centraron en tres mujeres: Sara Paralluelo, de 15 años y campeona mundial en fútbol sub-17; María Vicente, de 17 y la mejor combinera del mundo en su categoría; y Jaël Bestué, una velocista de 18. El nexo en común era su precocidad en el atletismo. En la competición tuvieron luego actuaciones dispares, pero el simple hecho de que estuvieran a sus edades en Glasgow ya fue una gran noticia. Una vez lanzado el campeonato, sus nombres fueron cambiando por otros, pero la palabra juventud no desapareció de las crónicas. La Selección ha regresado de Escocia con un brillante resultado: seis medallas (tres oros, dos platas y un bronce) y 13 plazas de finalista, pero sobre todo con la sensación de que hay atletismo español para rato.

La media de edad de los medallistas abre una sonrisa: 23,4 años. Si la ampliamos a los finalistas sube poco: 24,1. El dato proyecta futuro. Es cierto que los Europeos indoor siempre fueron tierra de cultivo para España, pero también que se ha remontado un bache. No se ganaban seis medallas desde Birmingham 2007 (10), ni había tantos oros desde Viena 2002 (4). Al margen del dígito frío, hay otra realidad menos cuantificable, pero más ilusionante. Los españoles ya no destacan sólo en sus pruebas clásicas, sino que son polivalentes: velocistas, mediofondistas, combineros, saltadores... Y también se palpa un espíritu diferente, que empuja al atleta a sacar su máximo rendimiento en el campeonato. Tres de las seis medallas vinieron acompañadas de récords de España. Eso dice mucho de este nuevo atletismo, que rebosa frescura.

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