No hay perdón para Semenya

La IAAF entregó este martes en Mónaco sus premios a los Atletas de 2018. El masculino se lo llevó Eliud Kipchoge, el keniano que pulverizó el récord mundial de maratón y lo ha acercado a la barrera de las dos horas. Y el femenino fue para Caterine Ibargüen, la colombiana que dominó la longitud y el triple en la Diamond League y que, junto a la venezolana Yulimar Rojas, doble campeona mundial, ha multiplicado el interés por los saltos. Son la Messi y la Cristiano Ronaldo del triple, o un Barça-Real Madrid, si me permiten las comparaciones futbolísticas. Alguien podría haber optado por otros candidatos, pero nadie discute los méritos de estos campeones. Menos razonable resulta la ausencia entre las cinco finalistas de Caster Semenya, tras ganar 25 de las 27 carreras que disputó este año, seis de ellas en la Diamond.

La decisión no hay que medirla en términos deportivos. La Federación Internacional nunca va a premiar a Semenya, con la que mantiene abierta una batalla que todavía debe resolver el TAS. La IAAF quiere regular el hiperandrogenismo, ese exceso de andrógenos que, según sus informes, da ventaja a las atletas que compiten entre los 400 y los 1.500 metros. Semenya es una deportista DSD, con Desarrollo Sexual Diferente, por lo que su cuerpo genera más testosterona de forma natural. Y para reducir sus niveles debería medicarse con hormonas, a lo que ella no está dispuesta: “Quiero correr como nací”. La norma tendría que haber entrado en vigor el 1 de noviembre, pero se aplazó a marzo a la espera del veredicto del Tribunal de Arbitraje. Mientras tanto, Semenya se queda fuera de la fotografía de la IAAF. Sin perdón.

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