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ATLETISMO

Caterine Ibargüen: la estrella nacional de Colombia vuela

La antioqueña, de 34 años, ganó el premio a la mejor atleta del año de la Federación Internacional. Era su quinta nominación.

Caterine Ibargüen: la estrella nacional de Colombia vuela
ERIC GAILLARDREUTERS

Colombia es un país que vibra con lo que hace. La gente se siente reflejada con que soy una cara buena de allí que muestra lo grande que es nuestro país. El respaldo que siento de Colombia es muy grande”, decía en Montecarlo una emocionada Caterine Ibargüen tras recibir el premio a mejor atleta del año de la Federación Internacional de atletismo. Sus méritos, un doblete en la general de la Diamond League de triple y longitud y repetir ese doble triunfo en la Copa Continental representando a América.

A sus 34 años, Ibargüen ya había llamado a la puerta de este galardón hasta en cinco ocasiones. Había sido nominada en 2013, 2014, 2015 y 2016, pero siempre se le había resistido hasta ahora a la que fue campeona olímpica de triple en Río, con un vuelo tremendo de 15,17. Ese oro le convirtió en mito en Colombia, como se vio en los Juegos Centroamericanos de este 2018 en Barranquilla, donde fue aclamada como una heroína nacional al nivel de Nairo Quintana.

Pero antes, Ibargüen, de Antioquía, hizo frente a una infancia humilde y probó primero en voleibol antes de recalar en el atletismo. Compitió ya en los Juegos de Atenas 2004 en altura, en 2008 no siquiera se clasificó y estuvo a punto de abandonar el atletismo cuando tenía 24 años. Pero el profesor Ubaldo Duany la recondujo hacia la élite del triple salto y ya en Londres se colgó el oro.

Es la segunda latinoamericana de la historia que gana este galardón tras la cubana Ana Fidelia Quirot, que lo ganó en 1989. El triple salto habla sudamericano porque la gran rival de Caterine Ibargüen es la venezolana Yulimar Rojas, que le arrebató el título mundial en 2017, en un duelo que puede deparar un récord mundial en el futuro. El tope de Inessa Kravets (15,50) peligra e Ibargüen es seria aspirante. Ya es atleta del año.

“Dedico este premio a Dios, a mi profesor Ubaldo Duany, que sin él no hubiera sido posible, a mi grupo de trabajo Global, a Colombia entera, a mi familia. Soy supremamente feliz y no puedo hablar", decía emocionada Caterine, con un traje comprado en Montecarlo porque sus maletas no llegaron a tiempo. Daba igual. Era su gran día.