El VAR llega al fútbol sala

Recuerdo la anécdota de un fotógrafo pidiendo a los miembros de la Selección de fútbol sala que posaran formados como si fueran “futbolistas”, a su regreso victorioso de un campeonato. Todos se rieron y replicaron prácticamente al unísono: “Es que somos futbolistas”. En efecto, así se sienten ellos y así están organizados federativamente. Sólo hay que ver la noticia de esta misma semana en la que Dinamarca, con el equipo en rebeldía, se reforzó en la Liga de Naciones con jugadores de futsal. Por eso no es de extrañar que su próxima innovación sea la aplicación del videoarbitraje, popularizado como VAR. Se estrenará este domingo en la Supercopa, que enfrentará en Ciudad Real a los campeones de Liga y Copa: el Movistar Inter y el Jaén Paraíso. Si la prueba sale bien, se extenderá a otros torneos, aunque poco a poco.

La Liga todavía no está preparada para acogerlo, por cuestiones técnicas en los pabellones y por falta de medios. La Copa de España, la Copa del Rey y quizá la Final Four de la Champions podrían ser sus próximos destinos. El fútbol sala es fútbol de bolsillo, pero también un deporte en sí mismo, que recorre su propio camino. El presidente de la LNFS, Javier Lozano, es un dirigente valiente, que siempre mira al futuro. La pasada temporada llevó la Copa al Palacio de Madrid. Fue un éxito. Aquella final, por cierto, la jugaron el Movistar y el Jaén, con triunfo andaluz. El Olivo Mecánico, que ya suma dos títulos, se siente a gusto en su rol de matagigantes, pero cada temporada tiene que rehacer su equipo. Este año se han ido Dídac, Boyis y Chino. Su secreto a voces es su entrenador: Daniel Rodríguez. ¿Volverá el milagro?

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