Màxim Huerta: otro freno para el Deporte

La elección de Màxim Huerta comenzó mal y ha terminado peor. Las redes sociales han sido parte de su condena. El pasado miércoles, cuando fue nombrado ministro por Pedro Sánchez, se hicieron públicos unos tuits en los que mostraba su “odio” hacia el deporte. Mal estreno para alguien que iba a ocupar el Ministerio de Cultura y Deporte. La mitad de su cartera ya le miraba con ojos de desconfianza. Huerta se explicó, pidió disculpas, se comprometió “a mimarlo y amarlo”… En esta semana al frente ha tenido tiempo de despedir a la Selección de fútbol y de acompañar a Rafa Nadal en la conquista de su undécimo título en Roland Garros. Seguramente en estos actos, y ante la repercusión de sus tuits, se dio cuenta de que el deporte no es algo tan menor como él pensaba. Había un principio de enmienda.

El deporte le tendió la mano sin rencor. A cambio, sólo le reclamaba el nombramiento de alguien fuerte al frente del CSD. No de alguien mediático, ni con laureles, sino de una persona que tomara las riendas sin un largo aprendizaje. La Ley del Deporte está en la mesa, el ADO tirita a dos años de Tokio 2020Hay urgencias. Y este accidentado arranque vuelve a ralentizar el camino. Huerta dimitió este miércoles sin decir la palabra “deporte” hasta el final de su comparecencia… Y porque el ministerio se llama así. El desencadenante ha sido un fraude a Hacienda. Al hilo se rescataron otros tuits en los que afeaba ese comportamiento al fútbol. No vamos a condenarle aquí. Ya está condenado. Pero desde aquí sí podemos hacer un llamamiento a su sucesor, José Guirao, para que, al fin, no haya más daños colaterales para el deporte español… Tan necesitado de mimos.