Los mejores secundarios de la historia de los videojuegos: personajes a los que amamos, odiamos y echamos de menos

Es curioso. Se llaman “videojuegos para un jugador” (singleplayer), pero en ellos nunca estamos solos. Son experiencias de todo menos solitarias. Siempre hay un secundario que nos guía (Navi en Ocarina of Time, Wheatley en Portal 2) o que nos acompaña a base de chascarrillos (Daxter con Jak, Clank con Ratchet). Personajes a los que no tardaremos en llamar amigos y que se convertirán en una de las claves de la aventura. Los hay de toda clase y condición, como los traidores (Farah en Prince of Persia, Atlas en BioShock) o los paternofiliales (Joel y Ellie en The Last of Us, Kratos y Atreus en God of War). Esta semana hemos preguntado a la redacción de MeriStation qué nombres se les han quedado a ellos grabados a fuego en la memoria y por qué razón. Los mejores, aquellos cuyo recuerdo persiguen las nuevas caras que les presentan en cada aventura. ¿En cuáles pensáis vosotros?

Otras preguntas a la redacción de MeriStation:

Cortana (Halo)

Me parte el corazón no citar a mi crush (Elizabeth de BioShock: Infinite), pero tengo que quedarme con Cortana. Es la única razón por la que la narrativa de los Halo me interesa lo más mínimo. El único motivo por el que creo que sigo jugando a las campañas de la saga (y por cuyo desarrollo cada vez estoy más enfadado con 343 Industries). Para resumir lo emocionante que me resulta su personaje, dejadme evocar una de las cinemáticas de Halo 4. Una en la que Cortana le dice al Jefe Maestro que es capaz de darle más de 40.000 datos sobre el sol. Asegura conocer toda la información que hay sobre él, sobre su tamaño, luz y ciclo estelar. “Y a pesar de eso”, decía, “nunca sabré si parece real, si SE SIENTE real”. Los rayos del sol nunca acariciarán su piel y jamás conocerá la reconfortante calidez de los mismos en los días más fríos del año. Su condición de IA no le permite entender lo deprimente que resulta el horario de invierno y desconoce cómo son las cosquillas que provoca el roce con la ropa después de habernos quemado bajo el sol.

Es una escena preciosa que explica sus dilemas a la perfección. Tan sugerente como triste. Quizás Cortana no sea real, pero se siente real. Tan real como su relación con el Jefe, la cual siempre bordea los límites de lo profesional. Su compañía y sus continuos tira y afloja han dejado huella en mi corazón y en el medio, donde la propia Microsoft decidió sacarla de las consolas para encerrarla en los móviles, prisiones de bolsillo. Ahora que Xbox parece que agoniza, lo diré, Cortana es el mejor personaje que nos ha dejado en estos 24 años que lleva en el medio.

Luigi (Super Mario Bros)

Luigi, el eterno segundón de la franquicia Super Mario Bros. El hermano menor del gran protagonista, Mario. Ambos, fontaneros italianos que se enfrentan juntos a las hordas de enemigos enviadas por el temible Bowser. Un personaje al que no se le puede tener rencor alguno dada su asustadiza personalidad y buen corazón. Creado por el incombustible diseñador de videojuegos Shigeru Miyamoto, Luigi pronto se ganó el favor de los fans desde su debut en aquella Game & Watch llamada, cómo no, Super Mario Bros. Desde entonces, el hermano –más alto, delgado y bobalicón– de Mario ha aparecido en numerosos títulos de la Gran N, a menudo, como personaje jugable para el segundo jugador o, después, como personaje seleccionable en una amplia colección de juegos de la franquicia: desde Mario Kart a Mario Party; y muchos más. Incluso ha pasado a tener su propia serie con los siempre reivindicables Luigi’s Mansion. Sin embargo, uno siempre piensa que Luigi podría dar mucho más de sí; y tiene narices que lo lograra en un formato ajeno al videojuego como el cine, todo ello a través de su papelón en ‘Super Mario Bros.: La película’. Un eterno segundón que merece más protagonismo dentro del universo Super Mario.

Patches (Saga Souls)

Este hombre de mediana edad no tiene vergüenza —ni pelo—, porque es peor que todos los pantanos que Hidetaka Miyazaki ha diseñado en su vida. Hay quien dice que lo mejor es matarlo en cuanto nos crucemos con él, pero también hay quien decide aceptar las reglas de su macabro juego pensando que quizá se puede conseguir algo a cambio. Este NPC es muy especial, ya que apareció por primera vez en el reino de Boletaria (Demon’s Souls) y posteriormente volvió a hacer lo propio en Lordran (Dark Souls), Lothric (Dark Souls 3), Yharnam (Bloodborne) y las Tierras Intermedias (Elden Ring). Y sí, en todas sus apariciones es un maldito traidor; una sucia rata que no duda un segundo en jugar con la vida de los demás por cuatro perras. Primero te engatusa con sus faltas promesas y luego, cuando nadie lo ve, te empuja por un acantilado o te asegura que no hay peligro alguno tras una puerta en la que te espera una muerte segura. En todos los juegos tiene una cadena de misiones relativamente difícil de seguir, y todas ellas están marcadas por las decisiones que debe tomar el jugador: matarlo, ignorarlo o tratar de negociar con él.

Astrid (The Elder Scrolls V: Skyrim)

Partamos de la base de que las misiones secundarias de la Hermandad Oscura siempre son las mejores de cualquier Elder Scrolls. Astrid es la líder del grupo de asesinos en la quinta entrega de la legendaria saga, y su presentación ya es, dentro de la discreción de la que siempre presumen sus miembros, por todo lo alto. Además, presume de tener el carácter suficiente para cuestionar todas las reglas en torno a la Hermandad, llegando incluso a ignorar el mandato de la Madre Noche. Si su presentación ante el Sangre de Dragón ya es impactante, con una primera decisión que tomar de esas que marcan toda una aventura, no lo es menos su destino. Este no está en nuestras manos, figuradamente, ya que hagamos lo que hagamos, el final de Astrid es tremendamente trágico... pero sí lo está literalmente. Uno de los grandes personajes secundarios de un juego inolvidable.

Johnny Silverhand (Cyberpunk 2077)

Un día te despiertas y tienes la personalidad de una persona completamente distinta en tu mente, con sus recuerdos, experiencia y personalidad empujándote a una muerte cruel: la de que nadie sepa que te fuiste, porque tu cuerpo sigue ahí, a la vista de todos. Mientras ese momento llega, tienes alucinaciones permanentes de ese invasor, la clase de leyenda que tú esperabas ser, hablándote, insultándote y dejándote claro que no das la talla (nadie la da, de hecho). Que en un escenario tan desfavorable y hostil, logres simpatizar con Johnny Silverhand es mérito a partes iguales de los escritores de CD Projekt y de la arrolladora personalidad que Keanu Reeves sabe dar a sus personajes. Johnny es un ególatra, cuya lengua es tan plateada como su brazo, que es capaz de atraer naturalmente a cualquiera para luego tirarlo a la papelera cuando ya no le interesa. Y pese a sus obvios defectos, su radicalismo y su falta de modales, consigue hacerse un hueco en nuestros corazones a base de frases socarronas y esos impagables momentos en el que conseguimos ver su lado más humano. Es un mito perfectamente imperfecto, y por eso lo queremos, aunque a veces le odiemos.

Marin (The Legend of Zelda: Link’s Awakening)

Precisamente por ser el Zelda sin Zelda es por lo que Marin siempre va a ser recordada. Ya con el tono extraño, burlesco y misterioso de Link’s Awakening no podíamos esperar otra cosa de ella, la chica que nos despierta tras nuestro naufragio. La percibes como tu amiga desde el principio con su amabilidad y buenas palabras y detectas su talento cantando cuando hipnotiza a humanos y animales por igual con sus melodías. Todo es dulzura hasta que la tienes de compañera un ratito. En ese momento se vuelve un tanto sádica animándote a seguir golpeando a los cucos o bromea alzando al dependiente del minijuego del gancho. Pero más allá de estos huevos de pascua que le dotaban de una personalidad muy marcada, lo que realmente nos enamora es cuando nos confiesa, admirando el océano inmenso, su deseo de poder volar para explorar nuevos horizontes. Ahí te das cuenta de que su deseo no está tan alejado de nuestra realidad. Esa sinceridad tan íntima que nos confiesa con las olas resonando en la playa es un momento que nadie olvidará jamás. Igual que a ella.

Wario (Saga Mario)

Wario comenzó sus andaduras como villano allá por 1992 con su debut en Super Mario Land 2: 6 Golden Coins. Concebido inicialmente como una especie de reflejo perverso del fontanero italiano más famoso de los videojuegos, su recepción fue tan positiva que, apenas un par de años después, pasó de ser un segundón a protagonizar su propia aventura con Wario Land: Super Mario Bros. 3. Ya reconvertido en un fornido antihéroe, Wario se diferenciaba de Mario por un aspecto esencial que ha sido su motor en la mayoría de sus apariciones: su codicia, que lo lleva a realizar todo tipo de proezas físicas —e incluso a sufrir castigos cómicamente exagerados como prenderse fuego o ser espachurrado— con tal de hacerse con todo tipo de tesoros.

Con el paso de los años, la popularidad del personaje llegó a desplazar al mismísimo Mario en lo que a juegos de plataformas en consolas portátiles respecta, y además dio origen a la exitosa franquicia WarioWare, centrada en ofrecer experiencias frenéticas repletas de minijuegos tan divertidos como absurdos. Aunque hoy se echan de menos sus andanzas plataformeras, Wario sigue siendo un magnífico ejemplo de personaje secundario que, gracias a su carisma natural y un diseño tan atractivo como icónico, logró eclipsar a la estrella de su propia franquicia durante muchos años.

Goro Majima (Saga Yakuza/Like a Dragon)

Goro Majima no deja indiferente al jugador en una saga como Yakuza/Like a Dragon de la que forma parte desde el primer juego, lanzado originalmente en Japón a finales de 2005 y en Occidente casi un año después. Excéntrico y carismático, el Perro Loco de Shimano se convirtió en un favorito de los jugadores e incluso recibió recientemente un juego propio: Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii. Un personaje que va a más y esconde mucho más de lo que parece a simple vista, y es que detrás de esa locura a lo Joker hay un corazón gigante y una presencia magnética que, en muchos momentos, supera a la del siempre estoico Kazuma Kiryu. Yakuza 0 fue el primer juego de la saga, sin contar Yakuza: Dead Souls, en el que pudimos ponernos a los mandos de Majima con total libertad, terminando de alzarlo como el gran nombre de la franquicia de SEGA y una de las figuras más carismáticas y destacadas del videojuego.

Garrus (Mass Effect)

Uno de mis personajes secundarios favoritos de la historia de los videojuegos es sin duda Garrus Vakarian, de la trilogía Mass Effect. Un turiano con un contexto muy interesante, que se une al grupo de Shepard desde la primera entrega. Cuando lo conocemos por primera vez, este exagente de Seg-C se hizo cargo de la investigación del turiano Saren Arterius, Espectro de enorme poder e influencia. Las pistas apuntaban a que Saren había sucumbido a la corrupción y a la traición, pero poco a poco se destapa una verdad realmente inquietante. Sin embargo, los Espectros gozan de un estatus especial y las presiones para detener las pesquisas no tardaron en llegar. Garrus decidió hacer oídos sordos y seguir adelante con la investigación. La historia del personaje continúa desarrollándo en las dos secuelas, hasta que al final aconseja a los turianos sobre cómo destruir a los Segadores.

Mimir (Saga God of War)

Cuando terminé God of War (2018) y God of War Ragnarök experimenté una montaña rusa de emociones que terminó desembocando en una gran sensación de vacío. Pero esto no solo lo sentí por el colosal cierre de la saga nórdica, sino por tener que despedirme de personajes con los que me había encariñado tanto, como fue el caso de Mimir. La simpática cabeza flotante que Kratos lleva colgada del cinturón es mucho más que un sabiondo que presume de su vasta inteligencia. Es un personaje que te incentiva a aprender sobre el mundo del juego, que te plantea reflexiones filosóficas, y uno que te anima a desatar tu imaginación para que te sumerjas en la magia de los mitos y relatos épicos de los panteones griegos y nórdicos. Para Kratos y Atreus quizás sea un mentor y un amigo, pero para mí, Mimir es como el abuelo al que siempre escuchaba con fascinación mientras me hablaba de cualquier cosa. Es el compañero perfecto con el que emprender una aventura.

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