Su caso es excepcional: con 35 años, Balón de Oro y cuatro Copas de Europa, su influencia es aún exagerada.

PorSantiago Segurola

Encontrar al Real Madrid requiere minucia, es difícil detectarle en sus muchas y mareantes versiones. Todo indica que funciona mejor ante equipos de prestigio.

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Al Real Madrid le cuesta una barbaridad completar un competente partido de punta a punta. En el mejor de los casos, es un equipo de ratos o de ratitos.

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El meta resultó ante el Alavés la metáfora perfecta de un Real Madrid que se ha vuelto regalón. El belga cometió errores impropios del fútbol profesional.

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Media hora sensacional colocó al Real Madrid donde merecía en San Siro, escenario adecuado para su rehabilitación y para el recuerdo a Maradona.

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El que ama el fútbol se quedará con la colección de jugadas que desplegó el genio y que alcanzó su cota en el segundo gol de Argentina a Inglaterra. Maradona elevó lo extraordinario a la categoría de cotidiano. Fue arte en estado puro.

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El Madrid atacó poco cuando el Villarreal estaba desorientado y pasó una mala segunda parte. Le cuesta una barbaridad completar un buen partido, tanto en el juego como en el plano físico.

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El partidazo de Sevilla tiene más valor simbólico que estrictamente competitivo. Puede interpretarse como un éxito menor, pero la impresión fue grandiosa.

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Ante Holand Canales tuvo una actuación impecable en el primer tiempo y Unai Simón, Koke y Morata salieron con buena nota. Peor sensación ofreció Asensio.

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Únicamente el entrenador francés conoce si las ausencias de Kroos o Mendy estaban justificadas, pero lo cierto es que se les echó de menos.

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Acostumbrado a pasar página rápido en la fase de grupos de la Liga de Campeones, acometió un partido crucial con el Inter, abocado a una situación parecida.

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Hazard jugó por vez primera entre los titulares. El gol fue la noticia, pero lo más prometedor radicó en la impresión que transmitió. No se quejó del tobillo.

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El Borussia es el tercer equipo, tras Bayern y Leipzig, que señala una tendencia preocupante para el fútbol español.

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Cualquier equipo con mayoría de brasileños supone una seria amenaza para su rival, no importa si proceden del Santos, Flamengo o de las pachangas en Ipanema. Una vieja ley que el Madrid desestimó ante el Shakhtar.

PorSantiago Segurola

El Madrid se caracterizaba por su orgullosa rebeldía a la derrota. Ante el Cádiz no la mostró ni por asomo. Acudió de forma presencial a Valdebebas. Dejó el alma del compromiso en casa.

PorSantiago Segurola

España no encontró otra manera de romper la resistencia de Ucrania que el uso masivo del extremo.

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Luis Enrique ha decidido explorar en un amplio grupo de jugadores y se ha empeñado en no dilatar por más tiempo la llegada de los jóvenes, sin importarle la edad y la procedencia.

PorSantiago Segurola

España se pareció a la propuesta que imagina Luis Enrique. Ambiciosa, jugó con un dinamismo abrumador y presionó febrilmente.

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Durante una hora de partido, al Real Madrid no se le pudo reprochar nada: jugó con jerarquía, presión abnegada, orden, recursos y oportunidades.

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Vinicius ingresó en el segundo tiempo, después de una mediocre primera parte de un Madrid permeable durante todo el partido.

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El Madrid disputó antes de la Liga un solo partido de entrenamiento contra el Getafe. Por eso en estas jornadas, con puntos en juego, improvisa la preparación.

PorSantiago Segurola

El 4-2-3-1 funcionó bien mientras el Madrid ocupó el campo rival y empujó a la Real Sociedad a encastillarse.

PorSantiago Segurola

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