Courtois se añade a la depresión general

La inestabilidad persiste en el Real Madrid, irregular en los resultados y mal en la Liga, donde juega mal y sufre. Zidane se quejó en las vísperas del atroz calendario que soportan los jugadores, sometidos a un esfuerzo heroico desde el regreso del confinamiento en junio. Sin descanso y sin pretemporada digna de tal nombre, el Madrid se mantiene con pinzas en la temporada.

Se suceden las lesiones, Carvajal es baja nuevamente, y los lesionados tardan más de lo previsto en regresar. El problema de Hazard es diferente. Desde su fichaje se lesiona con una frecuencia alarmante. Frente al Alavés se retiró en el primer tiempo. Al borde de los 30 años, Hazard ha entrado en una dinámica angustiosa. Zidane tiene razón, el calendario es insano para los futbolistas, pero otros equipos igual de exigidos, Atlético de Madrid a la cabeza de todos, lo salvan con más decoro.

La presión sobre el equipo aumenta. Es una temporada tan compleja que admite defectos, pero no errores de bulto. El Madrid se empeñó en estrellarse contra una excelente versión del Alavés, rival incómodo para cualquiera desde que regresó a la Primera División, pero poco inclinado a la virguería. Quizá porque ha arrancado con energía y más puntos de los previstos, el equipo transmite un novedoso aire creativo, dentro de un orden, por supuesto.

Ganó porque tuvo ambición y recursos para imponerse. Venció también porque el Madrid se ha vuelto regalón. Courtois, que ha estado como nunca en los últimos meses, cometió errores impropios no ya de su calidad, sino de deficiencias raras de ver en el fútbol profesional. Abandonar la portería, dirigirse al córner y enviar la pelota al eje central del campo es un disparate. No aprovechó el Alavés ese temprano error. No desperdició otro parecido.

Courtois, lamentándose el sábado en el Di Stéfano, después de que un error suyo supusiera el 0-2, marcado por Joselu.

Courtois fue la metáfora del equipo. La defensa, que en San Siro salió con nota, no salió del descalabro. Mal organizada y mal ubicada, se expuso al dominio absoluto de Joselu en el juego aéreo, a la astucia de Lucas Pérez y a la verticalidad de Luis Rioja, probablemente en su mejor partido con la casaca blanquiazul. Empieza a asumirse que Varane es fenomenal cuando no dirige las operaciones. Cuando le toca asumir el liderazgo, es decir, cuando no está a la sombra de Sergio Ramos, se desorienta, pierde valor como central.

Sin Carvajal, un barril de energía y carácter, hay pocas garantías en el lateral derecho. Lucas Vázquez, heroico en Milán, regresó a una posición que le incomoda. Marcelo ha entrado en regresión. Nunca fue un fenómeno del marcaje, carencia que paliaba con su extraordinaria contribución en el juego de ataque. A estas alturas de su carrera, marca menos que nunca y ataca con menos elocuencia de lo habitual.

El Madrid disfrutó de ocasiones, llegó a asustar al Alavés por insistencia, susto que no fue a mayores tras el gol de Casemiro. Se mantuvo firme y amenazador. Todo lo que disparó el optimismo en el partido con el Inter, se evaporó contra el Alavés.

Quizá existe una lectura oculta. Los equipos españoles se desenvuelven más que bien en todas las competiciones europeas, frente a rivales de prestigio si es necesario. Es posible que la Liga sea mejor de lo que se está diciendo en los últimos tiempos. No tanto, sin embargo, como reducir al Real Madrid a su preocupante estado actual, más delicado de lo que parece. Siempre se da por hecho que entrará en el paquete de equipos de la Liga de Campeones. Mejor que no patine más, porque varios equipos vuelan por delante.