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El óxido de Federer tarda en salir

Pablo Andújar se había enfrentado cuatro veces a Rafa Nadal (0-4) y otras dos a Novak Djokovic (0-2), pero le faltaba un duelo contra Roger Federer para completar el Big Three. “Quiero decirles a mis hijos y a mis nietos que yo jugué ante Federer”, dijo con devoción en la víspera. Y ahora no sólo podrá contarles que un día compitió ante quienes muchos consideran el más grande, sino que además le ganó, 6-4, 4-6 y 6-4, ante su público en Ginebra. Si Pablo no se adorna con batallitas del abuelo, seguramente relatará también que el Federer con el que se midió ese 18 de mayo de 2021 ya no era el mismo de antes, sino un Roger de 39 años, que cumplirá 40 en agosto, escaso de rodaje. Andújar tampoco es ningún chaval, tiene 35, pero en este momento sí goza de ese ritmo del que carece el suizo. Además, el conquense afrontó el choque en su mejor superficie, la tierra batida, sobre la que ha conquistado los cuatro títulos ATP que iluminan su palmarés y ha disputado otras cinco finales. Sea como sea, Andújar lo recordará como un momentazo de su carrera, como el día que redondeó la trilogía de mitos.

El recuerdo de Federer será muy diferente. “Esperaba una mejor versión de mí, pero los entrenamientos poco tienen que ver con los partidos”, dijo decepcionado. Ese es el problema actual del suizo, la falta de competición. Sólo ha disputado tres partidos en 2021. Reapareció el 10 de marzo en Doha con victoria ante Evans, 405 días después de su última comparecencia, una larga ausencia provocada por la pandemia, la rodilla y la familia, pero sucumbió en la jornada siguiente ante Basilashvili. Han pasado otros dos meses hasta que ha vuelto a saltar a una pista. Así es imposible ser competitivo con 39 años. A su edad, el óxido tarda más en salir. Su intención es jugar Roland Garros, aunque su verdadero reto es la hierba, volver a coronarse en su jardín de Wimbledon. De momento está lejos de poder contárselo a sus nietos.