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El rey de la tierra ha vuelto

Rafa Nadal se coló en una tarde de domingo de fuertes emociones en la jornada de LaLiga. Y aguantó bien el pulso. Normal. Nadal es un icono del deporte español, también del deporte mundial. Y el partido que disputaba era mucho más que una final, era el gran clásico del tenis, no del tenis del momento, sino de la historia. El duelo más repetido de siempre: Djokovic contra Nadal, capítulo 57, con 29 triunfos para Nole y 28 para Rafa. Máxima igualdad. Nadie se ha enfrentado tanto sobre una pista de tenis como estos dos campeones. Cualquier Djokovic-Nadal es un acontecimiento global, igual que cualquier otra combinación con Roger Federer, el otro integrante del Big Three. Si eso fuera poco, el choque se produjo en un Masters 1.000, en un escenario eterno como Roma, en un ilustre torneo donde el español ha inscrito diez veces su nombre. Al serbio tampoco se le da mal, con cinco títulos y otras seis finales. Era, además, el último gran evento de tierra batida antes de París. Todo lo que rodeaba a la cita conducía a ponerse frente al televisor. Y a hacer zapeo con el fútbol.

La presencia de Djokovic y Nadal en la final de un Masters 1.000 también devolvió la normalidad al tenis mundial en la presente temporada. En ninguna de las tres anteriores estuvieron presentes. Tampoco Federer. La eclosión de la llamada NextGen, de jóvenes como Zverev, Tsitsipas o Rublev, había generado también ciertas dudas sobre el futuro de estos genios treintañeros y había dado avisos sobre un posible cambio de ciclo. “La NextGen somos nosotros”, dijo Nole en la entrega de trofeos. Igual que el día anterior había bromeado con Nadal: “Parece que los mayores no nos rendimos”. La final de Roma ha puesto otra vez el circuito en orden. Los viejos rockeros siguen al frente. Y el rey de la tierra ha vuelto a sentarse en su trono. Justo a tiempo para la batalla de Roland Garros. Su imperio.