El parón ahoga a los clubes

Todos los clubes de la ACB generan más gastos que ingresos. Algunos pueden sobrevivir con desahogo porque tienen detrás un grande del fútbol (Real Madrid y Barça), una institución pública (Gran Canaria) o un generoso mecenas (Juan Roig en Valencia), pero el resto sufre de lo lindo para mantener cierto equilibrio presupuestario. Cualquier ingreso, por pequeño, supone un salvavidas. Las taquillas, por ejemplo. Esta es la razón de que un grueso importante de los equipos quiera dar ya por cancelado el curso, a falta de once jornadas de la liga regular. Con los torneos parados, estos clubes tienen que continuar pagando a los jugadores, lógicamente, pero con sus arcas ralentizadas. Si esto pasa en el baloncesto profesional, imaginen lo que sucede en deportes con menos fuste. Las Superligas de voleibol decidieron este lunes la suspensión definitiva por una razón idéntica: no subsiste sin competición. La ACB debate estos días si sigue esa senda. De momento, para ganar tiempo, ha cancelado la Liga hasta el 24 de abril. Pero pocos confían en que en esa fecha haya vuelto la normalidad.

Sin competición, los clubes se ahogan un poco más. A este panorama se une que hay jugadores americanos, como expresó públicamente Delaney, que quieren irse de España, porque no se sienten seguros. Para los equipos de ACB sería relativamente fácil llegar a acuerdos para cerrar los contratos temporales, y van a estudiarlos durante este periodo de parón, aunque antes quieren conocer también qué anuncia el Gobierno sobre los ERTE. En otros países ya han echado el candado, como en Lituania, donde han proclamado campeón al Zalgiris. ¿Qué ocurriría aquí? Pues ese es otro asunto a resolver: dar campeón al líder actual o al líder de la primera vuelta, dejarlo desierto, inventar alguna fórmula al comienzo de la próxima campaña… En poco más de un mes lo sabremos. O quizá antes.