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El coco del Mundial no era Serbia

España había dejado grogui a la potente Serbia el domingo y Argentina la tumbó este martes por KO. La favorita no viajará a Pekín para jugar las semifinales del Mundial. Aquella bravuconada de Sasha Djordjevic, cuando dijo que Estados Unidos tendría que rezar si se medía a su equipo, quedará enmarcada para siempre bajo el epígrafe ‘qué gran oportunidad perdí para quedarme callado’. La eliminación de los serbios deparaba también una buena noticia para la Selección, que daba otro paso hacia su clasificación olímpica para Tokio 2020. A esa hora faltaban dos requisitos. El primero, imprescindible, que España ganara a Polonia. Y el segundo, este miércoles, que EE UU o Australia también se meta en semifinales. Con este despejado panorama afrontaron los de Sergio Scariolo su envenenado cruce de cuartos.

El principal peligro para España estaba precisamente ahí, en el exceso de confianza. Fuera del grupo, ya todo el mundo hablaba de las semifinales, y vendía la piel antes de matar al oso. Que si hubiera preferido cruzarme con Francia que con Australia, que si mira qué bien que hayamos evitado a Estados Unidos. La Selección, bien aleccionada por su técnico, no cayó en esa golosa trampa. El reciente ejemplo de Serbia, zarandeada bajo la batuta de Campazzo, anulaba cualquier presunción. Los de Scariolo plantearon un partido muy serio ante un rival que nunca bajó los brazos y que se mantuvo vivo hasta el último cuarto. El grupo sigue en progresión, con buen tono en defensa y con la aportación en ataque repartida y racheada: Ricky, Rudy, Juancho, Willy… Todavía falta el momentazo de Marc Gasol. Ahí tiene las semifinales.