España desespera al coco Serbia

La titubeante primera fase ha quedado enterrada como un mal sueño. ¿Quién se acuerda de aquello? Sergio Scariolo lo ha vuelto a hacer, su equipo crece partido a partido y ya se han evaporado todas las interrogantes que sobrevolaban las cabezas de la Selección. Al contrario, alrededor de España revolotea ahora un optimismo sin fronteras en forma de clasificación olímpica, de medalla o de título mundial. Ya no hay límites en el camino. El trabajado triunfo de hace dos días ante Italia, con el correspondiente pase a cuartos de final, liberó a los internacionales españoles, que han soltado lastre y han elevado su rendimiento a la excelencia ante la máxima favorita, ante ese coco que venía pisoteando a cada rival. No fue una simple victoria. La Selección anuló, desesperó y vapuleó a Serbia en muchos momentos.

“A mí no me podéis engañar”, había dicho Sasha Djordjevic, el seleccionador rival, antes del inicio de la segunda fase, a la par que recordaba que su equipo siempre lucha “por ganar”. El alma de los serbios no conoce otra forma de competir. Y así comenzaron el partido, siete puntos por delante en el primer cuarto (13-20). Nadie imaginaba en ese punto el torbellino en el que se iba a convertir España, que llegó a alcanzar los 21 puntos de ventaja en el tercer parcial. Los dos equipos ya estaban clasificados para cuartos, aunque había otras cosas en juego. El primero del grupo evita hipotéticamente a Estados Unidos en semifinales. Pero hay algo menos tangible que este domingo cayó del lado español, ese toque de atención al favorito número uno y esa tarjeta de presentación para aspirar a lo más alto: el oro en el Mundial.