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Uno a cero, y Keylor Navas de portero

Tomo prestado un dicho que aún se escuchaba en los sesenta cuando una pareja ganaba la primera mano en la partida de mus: “Uno a cero, y Zamora de portero”. Procedía de una gira de la Selección por Centroeuropa, donde ganó en Viena y Budapest por 0-1, ambas veces con brillante actuación de Zamora. Me vale para este partido de la Copa Audi, en el que el Madrid ha vuelto a patinar. Perdió, y si fue con un marcador aseado fue gracias a Keylor Navas, ese portero que a Zidane y a Florentino no les gusta, pero a todos los demás sí. Un gran portero mirado con desconfianza injusta que soporta con entereza ejemplar.

Keylor aparte, el Madrid fue más de lo mismo. Un equipo entregado a la abulia, habitado por jugadores que han ganado mucho cuando entre ellos estaba Cristiano, cuyo abrazo impetró Florentino anteayer en añoranza de aquel tiempo perdido. Ya no está y es vano pretender que Hazard cubra su ausencia. He aquí un jugador pinturero tirando a bueno que está en algún lugar del tramo que media entre Isco y Cristiano, pero mucho más cerca del primero que del segundo. Por Bale, el otro crack de la plantilla, salvado Benzema, no me pregunten. Se quedó en casa con estrés. Será que hay topillos en los campos de golf.

En fin, tres derrotas y un empate en lo que va de pretemporada, un roto por el que sangra el prestigio de Zidane. Regresó al Madrid para quitarle la soga del cuello a Florentino y ha acabado por ponérsela él mismo de corbata. Su argumento sigue siendo que no le traen a Pogba, pero Florentino tiene dos escapatorias: Mourinho, que sigue sin trabajo, se lamenta de ello y no deja de ser su gran amor roto, y Raúl, que vendría a ser algo así como la ilusión de reproducir el éxito de Guardiola a la sombra de Cibeles. Zidane ya hizo lo urgente: salvar a Florentino. Una vez conseguido eso, es uno más. Y como uno más no es fácil que se le toleren tantos malos resultados.